1 - Lo primero que se desprende de las afirmaciones del autor es que no tiene la más remota idea de lo que está escribiendo y repite el dicen que dicen que escuchó por ahí sin chequear mínimamente la fuente, sobre todo en relación con el manejo de los subsidios, pero también en cuanto a las producciones que acceden a los mismos en relación a la producción total. Además, parece pecar de encubridor porque, más allá que haya o no "una enorme cantidad de películas argentinas se producen por razones espurias", el autor se queda en la acusación vacía y desgrana sospechas sobre todos los productores y realizadores sin informar, como corresponde, quiénes concretamente se refiere cuando dice que "a muchos "productores" les basta con conseguir una sala por una semana para hacer un lindo negocio. " Si lo sabe debería ponerles nombre y apellido; si no, tenemos derecho a pensar que es pura cháchara para llenar el espacio de una colaboración periodística poco seria.
2 - Lo segundo que aparece a simple vista es que tiene la más supina ignoracia del conjunto de la producción cinematográfica nacional. Pregunta sin sonrojarse, por ejemplo, si "¿Alguien vio El circuito de Román, Hombre bebiendo luz o La mala verdad? Se cae de maduro que él tampoco la vió y a confesión de parte relevo de prueba: es un charlatán de feria que habla de lo que no vió. Parece que tampoco se enteró de qué se trata El Provocador. Sin embargo, este documental obtuvo uno de los premios del 14 Festival Nacional de Cine y Video Documental, Rosario 2012. ¿Al menos sabrá que existe ese festival que se realiza desde el año 1997?
3 - Lo tercero que queda claro es que también es un vende humo cuando acusa en general e incluye en esa formulación basada en sospechas más que infundadas al menos a dos documentales de participar de las supuestas maniobras de repartirse subsidios cuando ambos fueron realizados sin un solo centavo de las arcas estatales, como son los casos de Uteros: Una mirada sobre Elsa Pavón y Hombre bebiendo luz.
4 - Y por último, no quedan dudas que el autor pasea su desprecio no solo por el conjunto de la producción documental independiente en favor del éxito de taquilla, un valor muy caro a lo peor de la industria de la alienación cinematográfica hollywoodense, sino que para colmo extiende su desprecio hasta los contenidos mismos de esos documentales. Y esto es lo más grave. Su ignoracia -o su mala fe- llega al punto de clamar censura, al mejor estilo autoritario y elitista de los defensores de la dictadura genocida, sobre el documental Uteros: Una mirada sobre Elsa Pavón, de Rosa Teichman...Elsa Pavón es una de las fundadoras de las Abuelas de Plaza de Mayo. Lo mismo hace con el documental Hombre bebiendo luz, de Jorge Falcone. El autor del artículo carece de los fundamentos mínimos para escribir sobre nuestro cine y nuestra cultura porque no sabe que Hombre bebiendo luz se trata de la vida y obra de Rodolfo Kusch, el más valioso filósofo argentino emparentado con la cultura más profunda de nuestro pueblo.
Como siempre sucede con los mercenarios del poder económico, el autor reclama que haya más censura económica, que haya menos producción independiente, que haya menos derechos culturales, en fin que haya menos democracia. Nosotros, desde el Movimiento de Documentalistas pensamos todo lo contrario: que haya más democracia, más producción independendiente y más pluralidad. Ese señor se escandaliza por las supuestas cantidades astronómicas de un producto, según él, con poca salida, y nosotros creemos que esas cantidades deben multiplicarse más y más, mucho más. Porque de la multiplicidad sale la verdad. El discurso único del poder económico, basado en el lucro como valor supremo, y del que este señor se hace vocero y aliado, lo conocemos bien. Ya nuestro pueblo se ha levantado contra sus miserables consecuencias y se levantará una y otra vez para construir a su paso un cine y una cultura que hable no por algunos, sino por todos.
El Movimiento de Documentalistas rechaza lo expresado en ese articulo solidarizándose con los todos los realizadores y realizadoras agredidos/as y se compromete al mismo tiempo a redoblar sus esfuerzos para construir junto a los movimientos, espacios y colectivos sociales, culturales, ambientales, educativos y periodísticos independientes un cine y una cultura de liberación en una democracia participativa y asamblearia.
Difundimos públicamente esta declaración al mismo tiempo que la enviamos al diario Página 12 para que si considera que tiene la obligación de obrar en forma democrática la publique como aporte a la pluralidad de voces que todo medio periodístico, al menos en teoría, debe respetar.