EL ORIGEN DEL MUNDO
Mito del Noroeste Argentino
Dicen que dicen
... que solo existía la nada, ni lo visible ni lo invisible, por eso, Pachacamac decidió crear algo distinto, quería que fuese su mayor obra, debía esmerarse mucho, porque deseaba realizar algo extraordinario.
Después de mucho imaginar, pensó que para que la vida pudiese existir, debía crear al Padre Sol, y eso se dispuso a hacer el primer día.
Creó un joven apuesto, de sonrisa fácil y brillante cuya belleza y luz podía deslumbrar a cualquiera. Tanto su barba como sus cabellos tenían el color de las mazorcas maduras, su porte varonil y sincero reflejaban la dignidad de un verdadero rey.
Su obra lo alegró mucho y no pudo dejar de esbozar una magnifica sonrisa cuando vio terminada su obra.
El segundo día pensó en crear a la Madre Luna.
Con infinita delicadeza creó una doncella fina y delicada, cuya tez era transparente y blanca como la espuma del agua al caer con fuerza de una cascada.
La joven reflejaba aires de misterio y timidez, lo que no le permitía mirar de frente al imponente joven que tenía ante sí. Claro, que al conocerlo, su corazón había dado brincos de alegría para luego convertirse en una ardorosa pasión.
Al llegar la tercer jornada, el gran hacedor se dedicó a inundar de estrellas el firmamento. Las sembró de a miles, grandes y chicas, fulgurantes y juguetonas. Las esparció aquí y allá y la Madre Luna ya no estuvo sola, se convirtieron en amigas inseparables y ellas la custodiaban.
Según cuentan, desde entonces se inundó de color, brillo y música el cielo.
Pachacamac con un toque especial hermanó las estrellas en grupos y así hoy las vemos y reconocemos como el pez, la araña, el ratón, el cóndor e infinitas formas más.
Al dar por concluido su tercer día, discurrió que aún le faltaba su mayor creación.
Para realizar su próximo trabajo buscó greda y otros materiales y al igual que el alfarero comenzó a modelas su desafío.
Este consistió en darle forma a la Pachamama. Su trabajo fue arduo, paciente y lleno de amor. Con delicadeza y placidez amasó el barro y con él esculpió quebradas, cerros y montañas, luego puso ríos, lagos, lagunas y mares y en el resto los verdes bosques e inconmensurables llanuras.
Mas tarde admiró su trabajo y creyó que todo había adquirido el lugar exacto, entonces, con un soplo de su aliento la hecho a rodar en el inmenso vacío para que esta continuara así su existencia.
Desde ese momento, jamás aparto la mirada de su creación, Pachamama con su infinita bondad fertilizó la tierra y la vida comenzó a reproducirse en el agua, en el aire y en la mismísima tierra aparecieron diversidad de seres que dieron vida, color y música.
Fue así como el creador se puso a descansar en paz, pero siempre con sus sentidos alerta.