EL SÍMBOLO DE LA NAVIDAD: UN
BEBITO
por Luis Blaugen Ballín
El símbolo de la Navidad
es un bebito, pues eso quiere decir ‘navidad’, no otra cosa, y una familia, en
un pesebre. Dios se hace pueblo y nace en un establo en Palestina, rodeado de
pastores pobres. No es cualquier bebé sino uno que nace en la pobreza siendo
perseguido por el poder. Un anciano carpintero, que no es su padre biológico,
lo adopta, como Almafuerte, quien no tuvo hijos biológicos, pero tuteló niños
ajenos que estaban al desamparo... adoptó a varios, a quienes dio educación,
techo y comida... como el maestro Medardo Pantoja, quien tampoco tuvo hijos sanguíneos, pero compartió la crianza de los de su
señora Luisa... como Quinquela: no tuvo hijos, pero hizo construir escuelas y
hospitales de su bolsillo para otros. Retomo: lo visitan tres sabios de
tres nacionalidades distintas y que profesaban tres religiones diferentes y
ajenas al país: uno es persa (hoy Irán), uno indio y otro un negro árabe. Yo
reivindico el uso de la palabra negro con toda su carga subyacente (como en el
lema ‘Poder negro’, y demás). Un gobernante lo quiere matar, pero advertidos,
estos tres hombres lo eluden para que no dé con el paradero del niño.
Es una alegría que Jesús
nazca, más que lo haga entre los pobres, porque Dios elige nacer ahí.
Feliz Navidad de un Cristo
perseguido que vivió en la pobreza; esto trasciende a la religión, ‘Dios no
tiene religión’ (frase de Gandhi).
Pero, ¿si todo esto
formara parte de un cuento de hadas para adultos? ¿Y si todo este relato no
debiera tomarse tan al pie? ¿Si se tratase de un cúmulo de conceptos dogmáticos
atravesados por la fe y las creencias pero no por la razón? No importa: es
mejor tomar esto de ejemplo que al grinch, a un Papá Noel con los colores de la
Coca-Cola o a las avalanchas de una muchedumbre aplastándose unos a otros
durante una barata navideña en Macy’s. El símbolo de la Navidad es un bebito,
una familia, un pesebre. Una madre y un padre que luchan, no son pasivos ante
la realidad agobiante, y un Cristo que comparte en colectivo con los
desheredados, no piensa en el yo. En la actual sociedad posmoderna vivimos en
el cenit del individualismo pequebú donde lo más importante es el yo, mi
autopercepción de la realidad y mi ideologita, pues todos son unos lúmpenes
adoctrinados menos yo Narciso que soy el único piola con capacidad crítica que
me las sé todas. Y soy feliz pensando solo en mí mismo. Perdón tanta
redundancia. "El que se encierra en el yo no halla jamás
el camino hacia los otros" (Claudio "Pocho" Lepratti).
No obstante, la historia
sigue: en un futuro, aquel bebito, ya muchacho,
encolerizado, golpeará con un látigo a los mercaderes. ("Los mercaderes no
tienen patria. El lugar donde actúan no constituye un vínculo. Sólo les
interesa la ganancia". Esta frase no es mía; es de Jefferson. Salvador Allende.
Discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Nueva York, 4 de
diciembre de 1972). La cólera es una virtud cuando surge como respuesta ante
una injusticia, el no compromiso deshonra, pues quien no se compromete, en
realidad lo está haciendo con otra cosa, de una manera más vil, obviamente.
Este hecho, será uno de los desencadenantes de su muerte.
Ahora,
en este preciso instante, hay 56 guerras en el mundo. Cada niño que muere, como
Alan y Ghalib Kurdi, Iqbal Masih o Hind Rajab, acaso pudiera haber sido un
nuevo Jesucristo que venía a salvarnos, y hemos dejado que lo maten, que es
parecido a matar, pero sin ensuciarse las manos... o un Martin Luther King, un
Gandhi, un Siddharta, una Madre Teresa, un científico que iba a descubrir la
cura de tal o cual enfermedad mortal, una Rosa Parks, un Aristóteles, un Miguel
Ángel, un Alexander Fleming, una Helen Adams Keller, un Chico Mendes, una Berta
Cáceres, un Isidro Baldenegro, una Emilsen Manyoma, o una persona común
cualquiera, y dejamos que la maten. "
El
hombre es responsable de todo, hasta de lo que él acepta" (Sartre).
Las religiones ejercen de ficción
ordenadora... tanto, como lo son las fronteras. Todo solventado por constructos
burgueses y beligerantes con un pasado heroico contado en algún libro.
"Nadie nace odiando
a otra persona por el color de su piel, o su origen o su religión. La gente
aprende a odiar y si se puede aprender a odiar, también se puede enseñar a
amar" (Nelson Mandela).
Antes, se enseñaba el altruismo, se educaba para la solidaridad: hoy, en
esta sociedad monstruo esclavista universal, para triunfar
en la vida es como que las bajadas incentivan otras cualidades, lo que la
sociedad quiere para sí: competir. Así es que hemos arribado a un mundo
deshumanizado, donde no es extraño que se continúe matando a tendales de Jesús
mientras nos venden celulares y pinos nevados.