EROTISMO Y PORNOGRAFÍA
por Ricardo Luis Acebal
En una nota periodística publicada en un diario de Buenos Aires alguna vez
leí 
La delimitación entre erotismo y
pornografía es "una cuestión estrictamente personal", aunque es posible
afirmar, sin lugar a dudas, que el erotismo se limita a mostrar epidermis con
generosidad y a sugerir con mayor o menor picardía, mientras que la pornografía
ilustra las relaciones sexuales explícitas que mantienen los personajes.
Extravié esa publicación y no recuerdo quién la firmaba, pero coincido con que
la delimitación entre erotismo y pornografía es una cuestión estrictamente
personal.
A propósito de lo afirmado no comparto la razón por la que la tapa y
contratapa del libro de Conti se presenten "vestidas" con una faja que no
permite verlas íntegramente a primera vista. Simultáneamente a esta muestra de
"censura", pibas y pibes a los que les faltan años para llegar a su
adolescencia pueden acceder sin el más mínimo inconveniente a páginas de
internet que le ofrecen muestras de la peor pornografía y datos para
relacionarse con quienes las instalan, relaciones que a menudo terminan con la
desaparición "misteriosa" de menores. ¿Y el Estado? ¡Bien, gracias!  
Ya hemos transitado el primer cuarto del siglo veintiuno y todavía millones
de seres humanos siguen creyendo firmemente que un cuerpo desnudo (varón, mujer
o "tercer" sexo como se decía el siglo pasado) siempre es sinónimo de
provocación para tener relaciones sexuales con quien se sienta provocado. Hay
derecho a pensar seriamente en que el ser humano que así "razona" forma parte
de una enorme porción de habitantes del mundo que en ese aspecto mantiene un
"pensamiento" similar al que se supone que albergaban los primeros humanos hace
(¿miles? ¿un millón?) tantos años. Con la diferencia, a favor de aquellos
primeros que funcionaban como los demás mamíferos: uno o dos tiempos de "celo"
anual (por ahí diez días cada "celo"), relaciones y el resto -la absoluta
mayoría- del año buscando ponerse de acuerdo con la naturaleza que les tocaba
integrar. 
Hoy, gracias a la "gran evolución", sobre todo la electrónica, una
inmensa cantidad de seres humanos (no todos por supuesto) viven un "celo"
más o menos permanente durante todo el año. Aunque de la boca (y la ropa) para
afuera oculten sistemáticamente los motivos de sus malhumores.
Después de leer tranquilamente "Eróticamente explícito" me permito recomendarle
especialmente algunos párrafos: 
  -Pag. 18: final del prólogo de
Gómez Ramos.
-Pag. 26: taller Clitorizar el universo Desde "Mirando con atención".
-Pag. 30 Magnetismo anal   desde "Se
desparramó en el lecho boca arriba"
-Pag. 37 desde "Entra al recinto una joven pareja"
-Pag. 43 desde "Después del partido, ocurrió un hecho inesperado".
("Impenitentes" recomendación especial.
-Pag. 49  "Radio erotismo".
-Pag. 55  EXCELENTE La música chamánica del orgasmo.
-Pag. 89  Muy buena "Intimidad
atávica".
-Pag. 95 Un buen final "Echador de la buenaventura".
 
PÁGINA 55 EXCELENTE
Transcribo textualmente el comienzo del capítulo. Con los datos que en esta
nota le doy usted podrá disfrutar este capítulo y el libro en su totalidad.
En las culturas con hondas raíces,
existe la certidumbre de que los animales se comunican con las fuerzas
invisibles que influyen en todos los órdenes de la naturaleza, incluso hasta el
extremo de invadir el lecho de los amantes.
En ciertas comarcas, sobreviven
rezagos de una creencia que floreció en tiempos inmemoriales: la ofiolatría
(culto de las serpientes). En un lugar recóndito de la provincia de Santiago
del Estero, todavía se veneran. Los nativos conservan una piedra de tamaño
mediano, en cuyas caras, en relieve, se hallan talladas y pintadas, con enorme
precisión, las diversas serpientes que abundan en la zona. Se la conoce como
Macháqway Rumi. Es un objeto sagrado que representa la prosperidad orgásmica.
 
 
 
 
 
 
 
