El clásico de Eduardo
"Tato" Pavlovsky encuentra una nueva
versión en el Teatro
Calibán, dirigida por Norman Briski. "Es nuestro granito de arena a este
momento social histórico deprimente", dice el actor Eduardo Misch.
"Yo
lo pensaba así: cuando sea grande quiero hacer Potestad", bromea Eduardo
Misch, quien más allá de la mirada humorística ahora está concretando este
deseo. El teatrista fue asistente de Eduardo "Tato" Pavlovsky en
esta emblemática obra suya -y en otras, en un rol que asumió desde mediados de
los años noventa-. También fue actor y director de otros textos escritos por el
recordado Tato. Y, por añadidura, fueron amigos. El dramaturgo era su
"referente" y por eso resulta natural su necesidad vital de brindarle
este "homenaje". Lo dirige Norman Briski, quien precisamente
estuvo a cargo de la primera versión de Potestad, estrenada en 1985.
"Norman dice que este es el mejor momento para hacer esta obra. Es nuestro
granito de arena a este momento social histórico deprimente",
dice el intérprete en la entrevista con Página/12. La nota fue realizada
por María Daniela Yaccar.
El
proyecto surgió del mismo Misch. "Con Norman nos encontramos cada tanto.
Le dije que quería hacer dos obras: una que nunca había hecho, Potestad, y
El barro se subleva
, una obra de Norman que
hicimos cinco años seguidos y con la que nos fue muy bien. Son las dos cosas
que más me gustó hacer, y como decía Tato, `en silla de ruedas las sigo
haciendo`. Norman me dijo `con Potestad ya tengo la
idea. El personaje es un golfista que le va contando a su caddie todo el relato
de la obra", dice el actor.
Tras
una serie de funciones en el Teatro Payró, el espectáculo se puede ver ahora
todos los domingos a las 18 en Calibán (México 1428), con la
actuación también de Damián Bolado. El golf, una incorporación
de esta versión, aporta una "gráfica representación de clase, de la
complicidad civil y la indiferencia". "En realidad el personaje
jugaba al rugby. Pero Tato y yo somos corporalmente muy distintos",
se ríe Misch.