REFLEXIONES, NO EXPLOSIONES
por Ricardo Luis Acebal
A poco de producirse el paso de un período de tiempo que finaliza a otro
que inicia una renovación, resulta necesario puntualizar diferencias entre la
"occidental" costumbre de celebrar con comilonas, brindis y explosiones la
llegada de un primero de enero y lo que significa para millones de originarios
de Abya Yala la noche del 20 de junio y su terminación con la aparición del Sol
el 21.
Reunirse en torno a un fuego durante la noche del 20 no tiene nada que ver
con rodear un fogón compartiendo churrascos y vinos.
La ceremonia de espera de la aparición del Sol (Tata Inti para aymaras y
kechuas) no requiere una solemnidad rayana en la tristeza ni mucho menos en la
tragedia. Sí reunirse comunitariamente a reflexionar acerca de los tiempos que
nos tocan vivir, compartiendo alimentos calientes y bebiendo infusiones
calientes (no bebidas alcohólicas) y leer
e interpretar el modo en que hace su aparición el Sol el 21, las imágenes que
nos brinda.
Para quienes habitamos el Hemisferio Sur entre el 20 y el 24 de junio
comienza el invierno y eso no significa solamente tener que soportar bajas
temperaturas, sino vivir el momento en que el Hemisferio Sur se halla en su momento
de máxima separación -a mayor distancia- del Sol, con todo lo que eso significa
en cuanto al calendario agrario.
Para los pueblos originarios, todos los seres humanos somos parte de la Tierra y no dueños de ella. Y como terrícolas debemos
cuidarla colectivamente,
comunitariamente y saber que este mundo que integramos, la Tierra que
pisamos y que nos sustenta (planeta) es parte de un universo, de un espacio
infinito integrado por innumerables estrellas, la más refulgente de las cuales
es el Sol. Por supuesto también la Luna integra ese TODO, ese universo al que
en una muy importante fracción de Abya Yala a ese TODO, a ese Universo se lo
designa como PACHA.
Los conquistadores que desembarcaron en nuestro continente en 1492 trajeron
un modo de vivir que no tenía nada que ver con lo comunitario.
Todo lo que buscaron (de movida y así continuaron) fueron las riquezas
materiales (oro, plata, etc.) para cuya obtención utilizaron (entonces y ahora
también) la mano de obra esclavizada. La única "espiritualidad" que aceptaban
(y ahora también) es la de la sumisión a un Dios que imponía obediencia
absoluta a su majestad el rey, que se afirmaba era el único que podía dialogar
con él.
Nada de querer continuar hablando sus lenguas originales ni mucho menos conservar
sus creencias espirituales. Se impuso (armas de fuego mediante) el terror a la muerte y también que la
única esperanza de felicidad le estaba reservada a quienes se sometieran a su
majestad, porque cuando finaran sus días entonces serían premiadas sus almas
con el "paraíso terrenal". Y si elegían seguir siendo "indios" irían al
"infierno".
KAWSAYWILLAKUY
Según señala Diana Braceras en
su libro "La Pacha es el Otro" (pag. 49) en runasimi (lengua de seres humanos
de Abya Yala, el continente que los conquistadores llamaron "América") Kawsaywillakuy se compone de los términos
kawsay: vivir, existir, willa: contar, difundir, avisar, delatar y kuy:
mutuamente, recíprocamente.
Refiriéndose a la ilustración que se incluye en esta nota (ocupa la pág. 46
de su libro) dice: A la Chakana, como
todo texto, no se sabe exactamente como leerlo, se lo interpreta de diversas
maneras, en distintos tiempos y territorios. Pero algo de lo formal queda
impreso como artefacto de la memoria, en la repetición de la forma, como un
rito.
También recomienda: Pensar juntos,
entramarnos, construir vínculos y cuidarlos. Es la dispersión y la precariedad
de los lazos lo que hoy escamotea existencia. Tal como saben hacerlo nuestros
pueblos aprendamos a trenzar, es decir a unir conservando las diferencias, que
sosteniendo el vacío como lugar, habrá lugares para todos, a su tiempo.
El aymara Wenceslao
Villanueva, fundador del Consejo de Acontecimientos Aborígenes de Argentina
(CAA) dice: Tomando como referencia a
Diana Braceras, quien manifiesta que la Pacha es "EL OTRO", esto me da la oportunidad
para reflexionar y recrear sobre aquel otro; ese otro que existe dentro de un
mundo oscurecido, negado, enajenado, prohibido, silenciado. Ese otro determina
a todo un colectivo con su ancestralidad definida y con una mirada propia desde
el Sur del Planeta Tierra
Así para cada
habitante primigenio de Abya Yala (América), que es considerado como "EL OTRO",
es destinado a ser parte de la alteridad, desde donde emergen los entes
regidores de la humanidad en esta parte del Planeta Tierra; y donde sólo existe
la constelación JACH’A KHANA (luz inmensa) conocido como CHAKANA por otros
pueblos. Y que desde el Hemisferio Norte, sólo se lo veía como algo profano, o
un instrumento de muerte.
La mirada que
acabo de exponer, cae trunca sin querer por ser parcial; entonces, deberíamos
si o si, sumar a los 48 pueblos que conforman todo el Hemisferio Sur (Sur
América, Sur África y Oceanía), que dentro de todo ese contexto, sí valdría
afirmar que la gran Cruz del Sur, estará brillando eterna en su eternidad,
porque siempre fue así.
Cada cultura,
cada pueblo, cada nación de nuestro Hemisferio Sur, ha sido devastado por los
detentores de la cultura occidental (Roma y Grecia); con esta mirada
eurocéntrica se sometió a todo pueblo que habitaba alejado de ese centro; esta
cultura sometedora apenas divisaba en la lejanía del cielo a una constelación
denominada JACH’A KHANA como parte del abismo sideral.
El fuego de la noche del 20 de junio le dice cosas a quienes reflexionan en torno a él.
Para reordenar dentro del concepto que estamos tratando, vale recordar que
la constelación JACH’A KHANA, se encuentra posicionado en el zenit durante los
primeros días del mes de mayo; es cuando se inicia la renovación espiritual a
nivel cósmico en gran parte del hemisferio sur; manifestándose ello con las
primeras heladas como preludio del recambio telúrico y abriendo de esa manera
un nuevo calendario agrícola que se dará entre el 20 y 24 de junio.
Si bien la
constelación de JACH’A KHANA, ya fue conocido por todos los pueblos y culturas
del Hemisferio Sur desde tiempos remotos como la génesis misma de la humanidad;
así de esa manera fue, es y será siempre guía y alimento espiritual para los
que viven en cada rincón de este Hemisferio, mientras que en la otra parte sólo
se seguirá viendo a la estrella de David.
Sin duda todo lo que usted ha leído hasta aquí es un
material digno de ser conversado, meditado, en torno al fuego con el que se
espera la salida del Sol del 21 de junio. En eso consiste la celebración del
"Inti Raymi", la "Fiesta del Sol".