YO
VENGO DE AHÍ, DE ZUHAIR JURY
Le decíamos "el Jury". Lo conocí hace algunos años por un amigo en común
que ya no se encuentra en este mundo: Ricardo Brizuela (el Brizu) criollo de
ley sabedor y sensible que, junto a otros amigos, nos reuníamos los miércoles a
la noche a comer asado para hablar de caballos, costumbres camperas y programar
cabalgatas que es lo que nos unía. Una de esas noches, el Brizu, vino con el
Jury. Demas esta decir lo que nos deslumbró con su decir, su sencillez y su
espíritu criollo. En esos días yo había concluido una serie de pinturas sobre
mitos y creencias de San Luis. Una de esas obras era La Salamanca y el Jury me
preguntó cómo había representado al diablo. Difícil respuesta porque mi imagen
era una mancha informe, que justifiqué comentando que nadie lo ha visto y que
mi intención era crear una zona de incertidumbre e inquietud. Me costó
responder porque no quería chocar con la poderosa caracterización de Alfredo
Alcón en la película de su hermano Leonardo Favio "Nazareno Cruz".
"Yo
vengo de Ahí" es una obra del Jury de reciente aparición (Editorial La
Comarca). Decir que es autobiográfica es una pobre conclusión, porque en
realidad es un recorrido poético que pasea por territorios filosóficos,
históricos, políticos, costumbristas y psicológicos sobre la senda de su
biografía.
Yo
diría que es una profunda mirada sobre la vida, el hombre, la sociedad y la
patria. Es para ser leída con espíritu místico, sin urgencia y con ganas de
sumergirse en un espacio de sensibilidad en carne viva. El Jury (perdón que lo
llame así, pero así me lo presento el Brizu, y así lo traté las pocas veces que
vi) es un maestro de la palabra y la imagen, capaz de elevar las circunstancias
más sencillas de la vida al plano de lo trascendente.
No
puedo terminar esta nota sin referirme a mi entrañable amigo Ricardo Brizuela,
hombre de un espíritu sensible y fino, escondido en su enorme humanidad y su
aspecto de rudeza criolla y campera. Varias veces lo nombra el Jury en esta
obra con acertada pintura de él.
La verdad que lo extraño. Conversar con el Brizu no se parecía a nada
conocido. Una vez le dijo al Jury "Mire Negro, yo me conmuevo lo mismo oyendo
una música de sinfonía como caminando a pata pelada entre el barro", (pág.
127). Buena yunta hacían. Como hubiera disfrutado con ambos los paseos a
caballo que solían realizar por la Provincia de Buenos Aires, pero no se dio la
ocasión. Me apropio de una respuesta del Jury "Sin la más mínima duda ,tenga usted por cierto y seguro
que estuvo... jurelo sin riesgo pues que si usted comulga con nosotros en que la
sensibilidad en estado de alta emoción es energía vibrando, y en su vibrar
corporiza sentimientos y por lo tanto existe, pues entonces, en ese instante,
usted está viviendo ese lugar y esas personas...¡Si créalo, usted estuvo con
nosotros...", (pág 129)
Alberto
Sorzio
Julio2023
PD MUY IMPORTANTE:
El periodista Cristian Vitale escribió en "Página 12":
Nacido hace 85 años en Luján de Cuyo, Mendoza, ha dejado su impronta en la
cultura nacional y popular a través de su propia obra y de su colaboración con
su hermano Leonardo Favio. De bajísimo perfil, señala: "creo ejercer la
vida sin más particularidad que la del changarín, o la del cirujano que salva
vidas y no firma sus hazañas".