UNA LÁGRIMA EN LA COPLA
Por Raúl Vigini
Las conocimos en el ámbito del Festival de Cosquín hace muchos años.
Llegaban por primera vez a ese lugar tan ansiado por los artistas populares.
Verlas en escena fue impactante. Tan auténticas, ta
n autóctonas, tan firmes, tan transparentes, tan
brindadas, tan alegres, tan creíbles, tan empáticas.
Las esperamos cuando dejaron su presentación y pudimos entrevistarlas con
colegas amigos y cada vez que lo recordamos viene a la memoria el hecho
concreto de no identificarlas por sus nombres exactamente. A la pregunta de
¿usted es Candelaria? Siempre era un "No, soy Ernestina". Y el humor de la
situación hacía de esa charla un momento inolvidable.
Parecían mellizas aun ante la diferencia física que era visible, vestidas de multicolores
en sus prendas originarias, el detalle de sus trenzas, las miradas que se
cruzaban, hablando a dúo donde una terminaba la frase que iniciaba la otra.
Siempre predispuestas a contar de sus vidas intensas y disfrutadas por tantas
décadas tan activas.
Desde ahí fuimos siguiendo sus trayectorias cada vez que pudimos. Y nos
encontramos con ellas en otras ocasiones. Cuando integraron la embajada jujeña
de Quebradeños que fue una maravillosa puesta en el escenario Atahualpa
Yupanqui esa vez, acompañadas por Tomás Lipán, Mónica Pantoja, Fortunato Ramos,
Ricardo Vilca, Tucuta Gordillo, Daniel Vedia. En oportunidad de celebrarse un
aniversario del programa de la FM Folclórica de Radio Nacional que conducía
Miguel Ángel Gutiérrez en Buenos Aires, valioso espacio llamado Nosotros los
argentinos, ellas estuvieron presentes y ofrecieron junto a Tomás Lipán un
momento destacado y feliz en el desafío de coplas populares que todos y
fundamentalmente estas queridas hermanas celebraban porque eran ganadoras en
esas contiendas.
Cuando una conocida comunicadora producía su programa en la radio Soldados,
fuimos a visitarla y estaban invitados los integrantes de la misma embajada
jujeña que habían llegado a Buenos Aires para presentar su espectáculo. La
conductora amiga nos propuso entrevistar a las Hermanas Cari al aire, y así
fue. La charla tan profunda como emocionante, fue repasando la vida de ambas,
niñez, juventud, estudios de magisterio, la docencia en la montaña, alejadas de
lo urbano, la llegada a lomo de mula acompañadas por su padre, instalarse en la
escuela a lo alto de la lomada y buscar el agua con recipientes a cientos de
metros del lugar bajando hasta la vertiente. Momento que atrapó la atención de
los que allí estábamos alrededor de esa mesa y la unción de cada detalle que
ellas relataban. Fue allí mismo, hablando de la soledad y la crudeza del lugar
donde trabajaba como maestra, que Candelaria mostró en su mejilla una lágrima
traviesa que resbalaba como para ocultarse y dejarle paso a la sonrisa. Sonrisa
de felicidad que la movilizó segundos después cuando con Ernestina desgranaron
las coplas más elaboradas, más pícaras y más desopilantes.
Recorrieron el mundo haciendo visible su canto ancestral y dando a conocer el
sonido de la caja. Nadie que las vio y escuchó en su propuesta las olvidará.
Candelaria Laura Cari de Vega, había nacido en Humahuaca en 1936 y falleció el
23 de abril de 2023. Con su hermana Ernestina organizaban el Jueves de Comadres
por mucho tiempo en su ciudad donde ocupó el cargo de concejal y de intendente
interino. Fue declarada Patrimonio Cultural Intangible.
Como dice Jaime Dávalos en su Zamba de la Candelaria irá "rejuntando estrellas
altas...".