Lo que Identidad Cultural aporta en esta nota es una prueba más que
contundente de que por más que sigan apareciendo "teóricos" sostenedores del
más acerbo individualismo y que sobre todo por medio de los masivos "medios de
comunicación" exalten lemas como ¡viva la muerte! ¡viva el cáncer! y otras
"lindezas" por el estilo, la VIDA sigue siendo la triunfadora sobre las balas
de plomo o de goma, los gases en todas sus variantes represoras y los modelos
de "triunfo individual" que varios gobiernos suramericanos intentan imponernos
a quienes provenimos culturalmente del "nosotros" y no del "yo".
Para contar esta historia donde LA
VIDA gana por goleada, no era posible prescindir de ubicar al lector lo
mejor posible en el sitio geográfico donde se originó.
Reproduciendo parcialmente un excelente artículo firmado por Diomar Romaniv en
"UMBRALES" del 15 de enero de 2018 titulado
"Reportaje entre los cañeros de Bella Unión ¿Dónde nace la esperanza?"
se
puede comprender en toda su dimensión el formidable trabajo de la doctora
María Helena Curbelo, de su hija Raquel y de Jonathan Maciel. Y
también valorar el programa que conducía León Gieco por
Canal Encuentro ("Una gira diferente"), pleno
de ilustración y belleza.
"Bella Unión (dpto. Artigas) llamada antiguamente Santa Rosa del Cuareim,
dista 659 km. de Montevideo. Limita al norte con Brasil y al oeste con
Argentina. Allí viven cerca de 14.000 habitantes, en su mayoría familias que
trabajan en la producción de la caña de azúcar.
El Proyecto Sucroalcoholero dio vida a una nueva esperanza para toda la
población.
La lucha de los
cañeros (también llamados "peludos", debido
al "bicho peludo") es considerada emblemática en muchos sentidos,
pero fundamentalmente es una lucha por la tierra. Generalmente, un
cañero llega a trabajar hasta los 45 o 50 años, dado que el corte de la caña es
un trabajo muy duro.
El
ingeniero Alfredo MonesQuintela llevó el cultivo de la caña de
azúcar en 1945-1948. En aquel tiempo, los ingenios eran estadounidenses: plantaban
y vendían la producción a los Estados Unidos; a los empleados no se les pagaba
con dinero, sino con bonos (que se podían cambiar sólo en la cantina del
patrón).
"Para
defenderse de la sobreexplotación, algunos cortadores de caña, coordinados
por Raúl Sendic, crearon en setiembre de 1961 la Unión de
Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA). A partir de su fundación, y
durante los diez años siguientes, la UTAA organizó seis marchas desde Bella
Unión hasta Montevideo. Reclamaban al gobierno el cumplimiento de las leyes
laborales en las plantaciones de caña y -bajo la consigna de "Tierra
para quien la trabaja"-, pedían la expropiación de 30 mil hectáreas
improductivas que la familia Silva y Rosas poseía en Artigas. El latifundio
finalmente se expropió, pero los peludos no tuvieron acceso a
la tierra.
En 1973
el sindicato fue arrasado por la dictadura."
NOTA DE REDACCIÓN
Raúl Sendic fue el fundador del Movimiento
Nacional de Liberación "Tupamaros", al cual pertenecieron (entre muchos otros
famosos uruguayos) el ex presidente "Pepe" Mujica y el músico y poeta Aníbal
Sampayo.
RLA.
Solidaridad en Las Láminas
"La miseria más
atroz se concentra en el asentamiento Las Láminas ubicado sobre la ruta 3, que
une Artigas con Montevideo, a un kilómetro de la ciudad de Bella Unión. El
nombre del asentamiento proviene de la construcción de sus más que precarios
ranchos, donde predominan las láminas descartadas de los árboles talados, con
algo de chapa y mucho de cartón y nailon.
El barrio tiene
unas 250 familias; todos son cortadores de caña y en busca de trabajo. Allí
viven más de 1.000 niños. Este barrio, marcado por la desnutrición y
la pobreza, contando con la buena voluntad y el esfuerzo de muchos,
se convirtió en un barrio esperanzador, con un lindo ejemplo
de solidaridad. La doctora María Helena Curbelo nos
dice: "Los habitantes se sienten orgullosos de ser de este barrio.
No se quieren ir. Es un lugar limpio, con jardín y huerta en cada casa, sin
basura tirada, pero aún sin saneamiento. Hay un fuerte sentido de pertenencia y
deseo de trabajo".
La
dra.Curbelo vive en Bella Unión desde hace once años. Lo que impacta de esta
médica es su fuerza humana. A causa de una discapacidad física, sólo puede
caminar con muletas. Tiene una hija de 19 años, Raquel, que también
es discapacitada y se mueve en silla de ruedas. Independientemente de esto,
ambas dan lo mejor de sí para ayudar a los demás.
Nacida en
Montevideo, siendo estudiante de medicina se sintió tocada con las primeras
marchas y luchas de los cañeros. "En 1967 vine para ayudar en la
preparación de una marcha a realizarse el 1ro. de mayo de 1968 a pie y en
camión, con todas las familias. Reclamaban tierras para trabajar. Desde
esta primera experiencia, la manera de encarar mi militancia fue distinta,
porque conocí una realidad que no se veía en el resto del país", comenta.
Dos motivos, el
familiar y el cariño por la lucha de los cañeros, la llevaron a decidirse a
vivir en Bella Unión. Recién llegada, comenzó a trabajar como pediatra en el
Hospital y empezó a ver el sufrimiento de los niños, que se acercaban y
normalmente volvían manifestando varias enfermedades a la vez. Eran de varios
barrios, muchos de Las Láminas. "Hace nueve años tuve la inquietud
de comenzar a atender allá en el barrio Las Láminas. El director del Hospital
no estaba de acuerdo que fuéramos ahí... Por eso comencé a atender fuera de mi
horario, hasta la una de la mañana. Una vecina me ofreció una casa de material
frente a Las Láminas y armé un grupo de vecinas que tenían vocación de
servicio. A ellas les di un curso sencillo de promotoras de salud para
combatir la desnutrición, y juntas hicimos un censo en el barrio... Estas mujeres
continúan hasta hoy, el grupo creció y me ayudan en la consulta. Con ellas
hacíamos un trabajo silencioso. Queríamos hacer y no decir, porque, como decía
Martí: el hacer es la mejor manera de decir", comenta la
dra.Curbelo.
En esta realidad,
una niña murió de desnutrición, y a raíz de esto, se inició una investigación
que confirmó que en 2003 la mortalidad infantil de todo el país era de 15 por
cada 1.000 niños, mientras que Artigas tenía la tasa más alta con 28,9 por mil;
en Bella Unión era de 55,1 por mil.
"Cuando
aparecieron estos datos la situación de Las Láminas y nuestro equipo que allí
trabajaba, se conocieron a nivel nacional. Entonces, de todos los rincones del
país comenzaron a llegar alimentos, ropas, medicamentos... y una empresa comenzó
a trasladar a los niños a otros hospitales, sin costo. Esto duró a lo largo de
la campaña que hicimos durante un año y medio. Uno sabe que lo
asistencial no es lo principal, pero en ese momento tuvimos que encarar una
situación de emergencia".
Ricardo Luis Acebal.