INDIOS EN SURAMÉRICA
Texto y Fotos: Ricardo Luis Acebal
En 1980 argentinos y chilenos vivíamos uno de los períodos más duros y tristes de nuestra historia.
Una dictadura cívico-militar instalada en Argentina en 1976 atrasaba al país a tiempos anteriores a su industrialización, anulaba derechos sociales conseguidos después de luchas cruentas, cumplía a rajatabla con las órdenes de Henry Kissinger (EEUU) y su plan cóndor, torturando y desapareciendo a cuanto ser humano consideraban molesto a sus intereses. Todos estábamos bajo sospecha de subversión extremista contraria a "nuestra tradicional forma de vida occidental y cristiana" y podíamos engrosar en cualquier momento la lista siniestra de los que de golpe "no estaban más".
No les iba mejor a nuestros hermanos chilenos, con miles de presos políticos y desaparecidos, muchos de ellos arrojados al Océano Pacífico por los militares pinochetistas.
Así y todo con mi madre y mi esposa de entonces viajé a bordo de mi Citroën 3CV a la Provincia del Neuquén, a fin de visitar el Volcán Copahue, la cascada del Río Agrio y otras bellezas cordilleranas.
En ese tiempo (reitero, año 1980) el noroeste neuquino estaba habitado por mapuches, tehuelches y criollos. No había tranqueras ni alambrados que a uno le impidieran acampar debajo de un pehuén (araucaria) a metros del río Agrio, con vista a la espectacular cascada que usted puede apreciar en una de las fotos que ilustran esta nota.
Faltaban nueve años para que la Argentina cayera en manos de un riojano que, según él mismo decía, si hubiera dicho lo que iba a hacer como presidente nadie me hubiera votado.
Ese personaje, continuador de los ideales (sobre todo "ECONÓMICOS") de los dictadores pero guardando "formas democráticas" favoreció la instalación de latifundistas en zonas fronterizas (Lewis, Benetton, etc.) mediante operaciones inmobiliarias permitidas por "la ley" que los "usías" de entonces aplicaban a su antojo.
(Cualquier comparación con lo que ocurre con la llamada "Justicia" en 2017 no es pura coincidencia.)
Es decir que las cascadas, los volcanes, los lagos, etc. empezaron a tener propietario particular. Aparecieron alambrados, tranqueras y "cuidadores" por todos lados y lo que antes nos pertenecía a todos ahora era de los que habían pagado y sobre todo coimeado a nivel gobernador y presidente para estar ahí. También a partir de 1989 hicieron su aparición las mineras a cielo abierto, las que celebraron contratos con muchísima letra chiquita, esa que se usa para especificar obligaciones de parte del país contratante absolutamente leoninas y con una vigencia promedio de 30 a 40 años de duración.
¿Y los tehuelches y mapuches aquellos que yo traté en 1980, de los que no recibí otra cosa que buen trato, a pesar de que no vivían como antes de la campaña de exterminio de Roca?
El gobierno "nacional" del marqués de todas las riojas (hoy senador nacional reelecto por su provincia natal) con complicidad de los mandamás provinciales de esos años dio comienzo a su "reubicación", es decir su traslado a zonas mucho más precarias que las que disponían en aquellos tiempos de dictadura cívico-militar.
Publicó el diario mendocino "Los Andes":
"Joe Lewis, dueño de Lago Escondido
En una operación muy cuestionada, denunciada penalmente y debatida hasta ahora por varios motivos, Lewis compró la estancia Lago Escondido (la empresa se llama Hidden Lake) en 1997.
Está ubicada en cercanías del paraje El Foyel, entre Bariloche y El Bolsón, y cuenta con unas 12.000 hectáreas de bosques andino patagónicos. Además tiene al lago Escondido en su interior e impide el acceso público, lo que generó una discordia aún irresuelta."
El actual presidente Mauricio Macri manifiesta orgullosamente ser amigo de Joe Lewis y ha pasado períodos de "descanso" acompañado por su esposa y su hija en la estancia Lago Escondido, invitado por el magnate británico. Como se recordará, se trasladó recientemente (Macri y familia) a ese lugar del sur transportado por un helicóptero oficial, cuyas horas de vuelo pagamos todos los argentinos. Precisamente todos quienes no podemos visitar a voluntad el Lago Escondido y otros parajes donde ahora reinan sir Lewis y otros.
Reclamos, marchas y otras formas de lucha consiguieron algunas mejoras en la precaria situación de vida de nuestros originarios.
El ya citado "Los Andes" resumió:
"El 13 de marzo de 2015 una veintena de familias ocupó ("usurpación" para los denunciantes y "recuperación" para los mapuches) el sector "Vuelta del Río", en la costa del río Chubut, de la estancia Leleque, y creó la comunidad Pu Lof en Resistencia Departamento Cushamen. Meses después la demarcaron en alrededor de 1.300 hectáreas, que comienzan en el cruce de las rutas nacional 40 y provincial 70 (acceso a El Maitén)."
En el territorio de las provincias de Río Negro, Neuquén y Chubut se está desarrollando esta verdadera tragedia "teatral" y con heridos y muertos reales (no de escenario, como el reciente Santiago Maldonado) que autoridades provinciales y nacionales, con el apoyo de una formidable maquinaria de prensa escrita, radial y televisiva representan queriendo "tapar" (por el momento parece que lo consiguen) la instalación de explotaciones mineras que tanto los habitantes originarios como los criollos en su inmensa mayoría no aceptan.
Porque... no sólo de la lana de las ovejas viven los Benetton y otros "propietarios".
PIENSE EN CHILE...
Recurriendo a un nacionalismo de opereta, entre todas las falsedades difundidas se ha vuelto a instalar el remanido argumento que presenta a los mapuches como "agentes chilenos" (y hasta "ingleses") volviendo a recurrir al patrioterismo de no pocos argentinos que con solo escuchar decir "chileno", "boliviano" o "paraguayo" fruncen sus narices.
Esto viene ocurriendo sobre todo a partir de los hechos sucedidos el primero de agosto de este año, que incluyen la desaparición (ahora ya confirmada su muerte) de Santiago Maldonado.
Entre 1920 y 1921 se desarrolló en la Provincia de Santa Cruz una huelga de peones rurales que finalizó con el fusilamiento de 1.500 de ellos, por ser apátridas y revoltosos.
Cuando al teniente coronel Héctor Benigno Varela se lo envió con tropas desde Buenos Aires a dar esa "solución final" también lo "melonearon" con el argumento de la invasión chilena. En esa ocasión los peones de los "dueños" de la Patagonia (Menéndez Behety y otros ilustres) parece que en su totalidad eran agentes del gobierno chileno.
"Vaya y solucione el conflicto Varela" fue la orden escueta y terminante que el coronel recibió del ministro de guerra, con el agregado en voz más baja -y en un tono como de complicidad- de la frase: "piense en Chile..."
ALGUNOS DATOS DE LA HISTORIA MENOS RECIENTE
En 1817 José de San Martín era consciente de que tenía que acordar con nuestros originarios el cruce de la Cordillera de los Andes y las peleas militares que ocurrirían a continuación en el territorio de la entonces Capitanía de Chile.
El número de aborígenes, a ambos lados de la Cordillera, superaba totalmente al de blancos.
Sabedor de que había una minoría de mapuches que apoyaban al monarca español, parlamentó durante varios días con cincuenta lonkos (caciques) en el sitio donde hoy está el pueblo "La Consulta" (departamento de San Carlos, Provincia de Mendoza) ataviado con un poncho blanco bordado con símbolos que indicaban que el que lo vestía era un "lonko de lonkos", un "gran jefe".
Las argumentaciones sanmartinianas acerca del respeto a la libertad del mando de todos esos jefes mapuches (que eran "independentistas" y no querían saber nada con los españoles monárquicos) garantizó el éxito de la enorme empresa del cruce.
Ya en territorio chileno, entre los muchos mapuches que participaron en los combates contra los "maturrangos" hubo uno que era el padre de alguien que iba a ser un jefe muy importante, sobre todo a partir de 1830 en territorio argentino: Juan Calfucurá.
Una de las tantas mentiras que caracterizan a la "historia oficial mitrista" (la que todavía nos enseñan en nuestras instituciones educativas) es la que sindica a Juan Manuel de Rosas como "otro Roca", como alguien que operó sobre los indios con la misma crueldad que el zorro tucumano.
Lo que ocurrió con la campaña de Rosas "a las catorce tolderías" fue producto de un acuerdo con Juan Calfucurá. Los aborígenes que don Juan Manuel fue a "poner en vereda", para que no conspiraran contra la Confederación eran, sobre todo los "vorogas" o "voroganos", parcialidad que apoyaba a los españoles, los que vencidos por San Martín y O`Higgins se habían desplazado hacia el sur chileno con la intención de contraatacar a los gobiernos independientes.
Félix Luna, en su obra "Los caudillos" al referirse a Rosas dice: "y enseñé a las catorce tolderías una testarudez llamada Patria".
No hubo "malones" que asolaran la pampa húmeda durante todo el período rosista y un importante grupo de mapuches (de Juan Calfucurá) peleó a favor de Rosas en la batalla de Caseros con sus lanzas encintadas de rojo punzó.
Caído el Restaurador en 1852 Juan Calfucurá se trasladó a la Provincia de Entre Ríos y se entrevistó con Urquiza, para ver hasta dónde ese jefe que se decía "federal" era confiable.
Después de esa conferencia, Calfucurá se dirigió nuevamente al Sur y, avizorando que se venía un ataque a fondo contra los pueblos indios, fundó la "Confederación Mapuche-Tehuelche".
Julio Argentino Roca y sus secuaces llegarían hacia los años 70 del siglo 19 armados con los exitosos "Remington" comprados a Estados Unidos, donde habían servido para matar a miles de indios del Norte de América.
Calfucurá fue vencido en la batalla de San Carlos (Bolívar, Provincia de Buenos Aires) el 8 de marzo de 1872, traicionado por jefes vorogas que le habían jurado fidelidad.
Nunca fue un representante del gobierno de Chile ni nada por el estilo.
La historia de los aborígenes del sur chileno está reflejada con excelencia en la película "El botón de nácar" (2015) dirigida por el chileno Patricio Guzmán.
En ella puede apreciarse que "nuestros paisanos los indios" (como decía San Martín) vivieron el mismo drama a ambos lados de los Andes. Mapuches, Kaweskar, Yámanas, Sélknam (onas) y las distintas parcialidades Tehuelche cohabitaron durante miles de años hasta que hicieron su aparición los "civilizados", los cultos conquistadores cuyos tatarabuelos habían matado a su dios clavándolo en una cruz.
Cacique Marcelino Rosario Namuncurá, su familia y el autor de esta nota.
UN "PIEDRA AZUL" EN 1980
Don Marcelino Rosario Namucurá, nieto de Manuel Namuncurá, sobrino nieto del muy venerado Ceferino y desde luego descendiente del gran Calfucurá, me recibió (acompañado por mi familia) en su casa junto con su familia. Parte de lo que me dijo usted podrá escucharlo en el "audio de la nota" que se incluye al pie.
"Ya que ha llegado usted señor por acá a visitarnos estoy muy agradecido de su visita. Que ha venido y nos ha traído algunas novedades de esa gente del Norte, aborigen como nosotros.
Nuestra raza, que somos aborígenes, más bien dicho indios, netamente de nuestra República Argentina, de Suramérica.
Somos los verdaderos mapuches y dueños de estas tierras, pero así nos tratan: nos tiran a la izquierda, no nos dan mucho valor; en cierta razón claro que nos dan valor, pero en todo no. Porque nosotros hace tanto tiempo que estamos trabajando, los que estamos llegando a ser viejos, más bien dicho. Y no tenemos adelantos de estudio, no nos dan posibilidades para estudiar. Y así en varias cosas más. La tierra principalmente."
Volví dos veces más a entablar contacto en su sitio con hermanos mapuches.
Una de esas veces participé en Junín de los Andes, junto a mi compadre aymara Wenceslao Villanueva e integrando el Consejo de Acontecimientos Aborígenes de la Argentina, de un formidable encuentro de jefes aborígenes de Suramérica, una representante norteamericana y un matrimonio maya centroamericano.
Como en todo grupo compuesto por seres humanos, puede haber integrantes apresurados, un poco desubicados con respecto a cómo hacer valer los derechos de las familias aborígenes dentro de un modelo perverso pero puedo afirmar rotundamente que no me he topado con ningún indio extremista que desconozca a los gobiernos de nuestros países y que tenga en proyecto liderar a todos los aborígenes de Argentina desconociendo leyes y autoridades y/o tomando por asalto casas de gobierno.
Reclaman todos sí, que se cumplan las leyes vigentes, que entre otras cosas impiden desalojos de territorios habitados por aborígenes desde mucho antes de la colonización y también la vigencia de los convenios de la O.I.T. sobre pueblos aborígenes.
Si desea escuchar la voz del cacique Marcelino Rosario Namuncurá, grabada en 1980, haga click aquí.
Audio de la nota:
-Marcelino Rosario Namuncurá entrevistado por Ricardo Luis Acebal.