El 9 de junio de 2017 a
las 15,30 hs. en el Centro Cultural San Martín (Ciudad Autónoma de Bs. As.) tuvo lugar el 1º Simposio Nacional de la
Danza Folklórica Argentina organizado por la Academia Nacional del Folklore.
La Mesa 12 se integró con
la profesora Mercedes Ballerini de Mesad, la profesora María del Carmen Tormo, el profesor Rodolfo
Uez y el profesor Carlos Ernesto "Lito" Luna. Coordinó el Licenciado Juan Cruz
Guillén.
¡SE VA LA SEGUNDA!... (NOTA) DE LA PROFESORA TORMO
PARA NUESTRA PÁGINA
Desde mi formación como
docente de Danzas Folklóricas, he tenido la inquietud de volver una y otra vez
sobre los conceptos que definen la danza tradicional, no para encasillarme,
sino para obrar con responsabilidad en cuanto a la transmisión de contenidos a
los alumnos, o bien para intercambiar conocimientos con fundamentos que
propicien claridad al tema. Son profusos los trabajos realizados por los
grandes maestros que ahondan en el tema de las danzas, más el espacio que
ofrece la Academia Nacional del Folklore, es inmejorable para proponer,
debatir, concluir y generar expectativas que alienten a seguir trabajando en
pos de la preservación de la raíz. He elegido palabras del honorable
investigador Carlos Vega para iniciar esta breve exposición, atento que sus
palabras resumen con justeza y profundidad, conceptos que nos iluminan y dan
pie a reflexiones acerca de las danzas tradicionales argentinas. "Llamamos
bailes folklóricos o tradicionales argentinos a todos aquellos que nuestras
clases sociales recibieron, acogieron, adaptaron y transmitieron a las
generaciones siguientes; a todos los que sintieron en su forma o en su estilo
la imposición de las preferencias y apetencias socializadas en nuestros
centros; a todos los que, por sobre su prístina capacidad de promover la
descarga de tensión, el vínculo sentimental, la sensación de arte o la
liberación del contorno diario, se cargaron de nueva significación y particular
sentido al influjo de los acontecimientos locales"...
Guillén, Tormo, Ballerini de Mesad y Luna en el simposio. Y la tapa de uno de los tantos discos editados por Carlos Vega y su esposa Sylvia Eisenstein.
Quisiera detenerme un
momento en las frases de Vega: "sintieron en su forma o en su estilo..." y "El
vínculo sentimental" Es decir recibir un bien cultural de una forma, adoptarlo
y sentirlo a su manera según su cultura y su entorno. Creo que el vínculo
sentimental del humano que baila, guarda directa relación con el ambiente que
lo contiene, está afectado por la geografía, el clima, las personas que lo
rodean, sus saberes previos, no es un mero movimiento acompasado, recibe ese
bien cultural y lo expresa según el grado de empatía con su ambiente. En este
sentido podría decir que nuestros bailes tienen un sello de identidad que los distingue
de los heredados e imitados porque se expresaron a su modo. Nuestras danzas de
pareja suelta y de conjunto que se bailaron desde la época de la colonia, son
provenientes de las antiguas danzas europeas, fueron aprehendidas y
transformadas a las maneras del criollismo. Esos bailes fueron cargados de
significado social. Se practicaron en los ambientes del salón y la campaña;
algunos como los bailes de conjunto provenientes de las contradanzas, por
transmisión de los maestros de danza entre las clases más acomodadas; otros por
imitación, se difundieron y se bailaron en las zonas rurales. La apropiación
popular, la permanencia en el tiempo, las formas coreográficas, el modo de
expresarlas, el estilo, el carácter, dieron origen a las danzas tradicionales que
forman parte de la cultura que nos identifica. En el transcurso del tiempo, ya
en el siglo XX se sistematizó la enseñanza de los bailes con propuestas
didácticas que para la época fueron revolucionarias porque daban la posibilidad
de conocerlos y de alguna manera preservar aquellos antiguos bailes que se
practicaban en los distintos centros del país. Se acordó una metodología para
transmitir las formas coreográficas. La proliferación de academias de baile,
peñas, centros tradicionalistas que surgieron luego de la aparición del
espectáculo de Don Andrés Chazarreta en la Capital, fueron puntapié para que la
danza tradicional tuviese una gran difusión. La aparición de espectáculos,
conjuntos de danzas y competencias, fueron generando una transformación en las
interpretaciones, cada grupo según la mirada de su maestro, creador de diversas
propuestas estéticas para evocar las danzas argentinas. Pues la creatividad es
humana y natural, lo que me inquieta es de qué hablamos cuando hablamos de
danza argentina. Cómo la definimos hoy en día. Me pregunto y pregunto, cómo
definiríamos las metodologías para la enseñanza, para la preservación de la
raíz. Cómo deberíamos trabajar hoy en día para desandar el camino de la
historia y seguir reconstruyendo esa memoria para entregársela a las
generaciones futuras. Pienso que debemos ser "docentes herramienta" para
incentivar a los alumnos a la curiosidad, a la investigación, a la objetividad,
a la sensatez, al pensamiento crítico, al estudio. Puede ser apasionante ver
que los alumnos se apasionen hurgando documentos antiguos y así multiplicar el
conocimiento para lograr el cuidado que merece nuestro acervo cultural. He sido
formada con el concepto de "ir a las fuentes". (Y pretendo humildemente ser
multiplicadora de ese modo, no conozco otro para la preservación)
Tormo: ... "la estilización de nuestras danzas tiene que reflejar el auténtico espíritu de las mismas"...
Hoy nos encontramos con un
progreso notable en cuanto a la inmediatez de la comunicación, la tecnología,
las técnicas, las tendencias, los nuevos paradigmas de educación y la evolución
de la creatividad artística que se alimenta de todo ello. En este punto
quisiera destacar que existen maestros coreógrafos talentosísimos que realizan
trabajos estilizados sobre las danzas argentinas, que logran obras
verdaderamente valiosas. Pero es justo decir que no todos respetan las leyes
escénicas de dinámica y equilibrio, ni cuidan el carácter y la hermosura de
nuestras danzas. A veces es tanto el afán por el lucimiento personal de algunos
intérpretes y la exageración en el adorno y brillo de los atuendos y
ornamentaciones, que olvidan el espíritu de lo que están evocando: una Zamba,
una Chacarera... y se pierden en piruetas incomprensibles a cual más compleja
para cautivar al público y en ocasiones utilizando técnicas mal ejecutadas que
en lugar de enaltecer la danza la desvirtúan generando estereotipos que nada
tienen que ver con la danza nacional. Considero que la estilización de nuestras
danzas, tiene que reflejar el auténtico espíritu de la misma, enalteciéndola
con modos estéticos agradables, respetuosos de su belleza natural, con técnicas
bien ejecutadas que enriquezcan las figuras propias logrando una coreografía
que pueda ser identificada sin esfuerzos por el espectador. En definitiva que
se pueda reconocer como danza folklórica argentina. Al momento de poner sobre
el escenario una obra de danzas argentinas, hay que tener muy en cuenta por
donde se debe comenzar el trabajo. Ante todo el conocimiento de lo que se desea
estilizar, qué quiero evocar, qué quiero representar. Estudiar profundamente
las formas, los estilos, el carácter de los bailes que se desea estilizar,
llevar a la escena la idea respetando las leyes de la composición coreográfica,
con un inicio, desarrollo y final de un argumento, para que el espectador capte
la obra en su total dimensión, reconociendo rasgos propios de nuestros bailes.
Por último, los tiempos que hoy corren parecen más rápidos que en otros
tiempos, tengo la sensación que hay que detenerse a observar para no perder de
vista qué fuimos para entender qué somos y hacia dónde vamos. En nuestro mundo
de la danza es indudable que son muchísimas las expresiones y las miradas, las
convenciones y los debates, pero creo que en las danzas folklóricas no hay antiguomoderno, nuestras danzas son lo
que fueron y no son otra cosa nueva, inventada o diferente. Surgieron en un
momento anterior a éste y perduraron en la memoria del pueblo, se transmitieron
de generación en generación con espontaneidad o con metodologías para la
enseñanza, con diversos enfoques; personalmente confío en las fuentes
documentales porque son una prueba irrefutable de su existencia, aunque también
observo que cualquier argentino, aún cuando no tenga conocimiento específico de
nuestra especialidad, puede escuchar un ritmo folklórico y ver un baile:
Malambo, Gato o Pericón y lo reconocería fácilmente, porque ése germen está
alojado en la memoria colectiva. Es responsabilidad de los maestros de la
especialidad, los coreógrafos, directores de agrupaciones, jurados de
certámenes, organizadores de espectáculos, que cada intervención artística sea
para enaltecer y cuidar las danzas argentinas para que perduren en el tiempo y
sean conocidas por las futuras generaciones guardando su auténtica belleza.
María
del Carmen Tormo