CON PERDÓN DE LOS PERROS Y GATOS DE CUATRO PATAS Y COLA
Hasta donde yo sé, los perros y los gatos no
actúan con premeditación y alevosía como los seres humanos. Sí, por supuesto,
nosotros los humanos, sobre todo cuando integramos alguna de esas minorías que
influyen sobre las mayorías. Que influyen porque la "pegamos" artísticamente y
somos apoyados por el sistema de medios
audiovisuales comerciales como para tener acceso a oyentes y televidentes a
tiempo completo o, peor aún, basándose en esos mismos recursos, a ejercer el
gobierno de un país.
Y tenemos la maldita costumbre de tildar de perro
o perra a algún tipo o tipa de mal carácter, dominador/a violento/a de grupos,
etc. Y gato, bueno, gato a quien hoy se
dedica a cobrar por sus servicios sexuales, sea varón, mujer o preferentemente
transexual.
Como se podrá leer a continuación, algunos
"artistas" que dicen respetar sólo las "leyes de la Naturaleza" consideran que
"el macho" constantemente está "alzado" (cosa que no ocurre con los perros, ni
con los gatos, ni con ningún otro bicho que a pesar de los humanos todavía
responde al orden natural) y por lo tanto la función de "la hembra" es servir
al señor todo el tiempo.
Uno de esos artistas se ha despachado hace
algunos días "haciéndose el malo", como es su costumbre, es decir dando esa
equívoca imagen de "perro" a la que aludo y, como no podía ser de otra manera a
los medios masivos distractivos de desinformación (¡indignados, horrorizados!) le
vino bárbaro para tratar de tapar con humo la verdadera realidad de nuestro
país.
Realidad generada por otro "bicho", mucho más
peligroso que este "perro" y que en el argot canero es "un gato", o sea el
sirviente del verdadero jefe del pabellón.
Juzgue usted las opiniones de Wilson, payador
de Nueve de Julio, Provincia de Buenos Aires y de un señor llamado Rodolfo
Belonne.
Ricardo Luis
Acebal
EL PERRO
Cordera es un animal
tan soberbio, tan insano,
que se cree ser humano
y es un perverso sexual.
Para él todo le da igual;
la ley, lo que está prohibido.
Y el límite establecido
entre él y otra persona
se ve que es una zona
que también ha transgredido.
Estos revolucionarios
que vende el capitalismo
son el abuso en sí mismo
pisando los escenarios.
Mercaderes, mercenarios,
revolución de disquera.
Lobo con piel de Cordera
campeón del Yo-Yo, demente,
que decidís por la gente
que no te quiere, te quiera.
Y
ahora la televisión
que es la industria de la tanga
sus colmillos arremanga
y comienza la succión.
Moral de doble intención
oportunismo charlando.
Hoy se está escandalizando
con su hipócrita primicia.
Y repiten la noticia
con la cual sigue abusando.
Y ojo
el televidente
que eso está en televisión
pero eso no es ficción,
eso le pasa a la gente.
Y pasa continuamente
porque el discurso "normal"
guarda violencia sexual
marcando chicos y chicas.
No creas que no nos implica
el problema cultural.
Wilson Saliwonczyk
www.wilsonelpayador.com.ar
EL GATO
Durante la década del 30, en Buenos Aires, era
común ver en la puerta de los teatros de revista a señores ataviados con sus
mejores galas y cargados de regalos, que buscaban la compañía de las actrices,
cantantes o bailarinas de la obra. En la versión más ingenua, si la dama en
cuestión aceptaba el trato, empezaba una larga expedición por bares,
restaurantes y locales nocturnos, que configuraba una relación ganador-ganador
para ambas partes; ella se hacía pagar los copetines y él se mostraba en público
con una mujer deseada, generando la codicia de sus pares. A estos señores se
los empezó a llamar "gatos", y aunque recientemente descubrimos que "gauchada"
viene de gaucho, este gato no refiere al mamífero felino, sino al que
"gatilla", que en buen lunfardo, es quien paga. Con los años, el término fue
pasando de quienes pagaban a quienes eran pagados y después, su consecuente
asociación a la prostitución.
En el lenguaje carcelario, que se nutre
profusamente del lunfardo, además de por una afinidad cultural, por la
necesidad inicial de cifrar los mensajes, se adoptó el término rápidamente
adecuándolo a las necesidades particulares. Así, en la "tumba", el "gato" es el
"mulo" del "poronga" de la "ranchada", es decir que es el sirviente del jefe
del pabellón.
El "gato" ejerce una autoridad prestada ante los
demás, que paga con su servilismo ante el jefe, que a su vez, deja en claro
todo el tiempo y frente a todos, quién es el jefe y que el respeto requerido
para con el "gato", es en realidad, para con él. El "gato" es el que recauda
para el jefe y su bienestar recae en la eficacia de su acción, por lo tanto, es
muy celoso e impiadoso en su trabajo. El "gato" por sobre todas las cosas,
desprecia al que está en inferioridad de condiciones y admira a quien lo utiliza.
El "gato" no es un esclavo que quiere ser libre, es un esclavo que anhela ser
esclavista. Lo más ajeno a un "gato" es la solidaridad.
El lunes 16 de mayo, en Calilegua, a casi un
kilómetro de Libertador General San Martín, provincia de Jujuy, Luis Llanos fue
detenido por gritarle "gato" al Presidente Mauricio Macri. Seguramente no lo
hubieran detenido si le hubiera dicho "representante de las corporaciones que
transfiere recursos a los sectores concentrados y carestía a los más
desposeídos, generando un estado de desigualdad que empuja a un vasto sector de
la sociedad a la pobreza, despojándola de sus derechos y sometiéndola a
situaciones de injusticia que lesionan su condición humana".
A Luis lo mató la síntesis.
Rodolfo
Belonne
agosto 2016