"UNA COSA QUE EMPIEZA CON P..."
Miles (quizá millones) de argentinos podemos afirmar: "a mi no me la contó nadie, yo la viví..." cuando alguien hace referencia a la historia de los tres períodos de gobierno que presidió Juan Domingo Perón y a los que llegó siempre por elección democrática.
No debería caber duda de que lo que protagonizó Perón fue una revolución, ya que dio vuelta como una media conceptos que para "izquierdistas" y "derechistas" de los años 40 del siglo pasado parecía que eran inconmovibles.
Los modelos de "obreros" para los izquierdistas de aquellos años eran los europeos, de los que les hablaba Marx, e imaginaban que dejando de ser brutos (los de aquí) como eran tomarían el poder para terminar con el capitalismo instaurando el socialismo "internacional", o "la dictadura del proletariado".
En cuanto a los derechistas, estaban convencidos de que habían nacido para mandar y para que los obedecieran eternamente los que habían nacido para obreros, o peones de campo. Hasta existió un tal Patrón Costas (salteño el hombre, con cría hasta nuestros dias) que sostenía que la ropa "de calle" debía identificar perfectamente a unos y a otros: el laburante debía vestir de mameluco y alpargatas. Para los otros (él diría para nosotros) estaban reservados los trajes, camisas finas, corbatas y zapatos.
Desde luego que, todo lo referido a personas (seres más o menos humanos ¡bah!) y su convivencia armónica o no, reconoce la existencia de medios tonos. No todo es absolutamente blanco y negro, pero el peronismo resultó para un gran sector de la población argentina una sorpresa.
Quizá en 1945 los menos habrán recordado que, para escándalo de la "gente decente" durante la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen había personas que caminaban por el interior de la Casa Rosada ¡calzadas con alpargatas!
Los primeros intentos de don Hipólito de cambiar "al régimen" terminaron con su derrocamiento en 1930. Y para variopintos zurdos y diestros, la cosa había vuelto a sus carriles normales.
Hasta que pasó lo del 17 de octubre de 1945. ¡Y se pudrió todo!
Le propongo al lector de estas líneas que investigue por su cuenta todo lo ocurrido en el transcurso de estos setenta años, durante los cuales han ocurrido tantos felices momentos cuando se incluyó socialmente y tantos dramas cuando se intentó (y hoy se intenta nuevamente) excluir, a veces hasta invocando "nuestra tradicional forma de vida occidental y cristiana" o "la instauración de la alegría..." (¿¿??).
Habemos miles (o quizá millones) que podemos contestar preguntas al respecto, porque creo que, modestamente, muchos argentinos no hemos vivido al pedo.
Se me ocurre sugerirle que consulte a Dora Roldán (cuando sus padres, delegados de los obreros de los frigoríficos Swift y Armour de Berisso encabezaron la venida a Buenos Aires el 17 de octubre de 1945, ella tenía 15 años) que con sus 86 sigue cantando maravillosamente y es dueña de una lucidez mental implacable.
Usted verá...
Ricardo Luis Acebal
Según la "Fundación Villa Manuelita" (
daniel.digiacinti@villamanuelita.org
):
Según el compañero historiador Enrique Manson:
70 AÑOS DE LA PRIMERA VICTORIA ELECTORAL DE
JUAN PERÓN
Martín Fierro, después de contar los sinsabores y las injusticias que sufría el gaucho de su tiempo, terminaba con una apelación a la esperanza:
Tiene el gaucho que aguantar
hasta que lo trague el hoyo
o hasta que venga algún criollo
en esta tierra a mandar
Desde que pusieron al desconocido coronel de la sonrisa poco marcial en el departamento Nacional del Trabajo, luego Secretaría de Trabajo y Previsión, habían empezado a aparecer buenas señales. Pero los muchachos desconfiaban.
Eran demasiados años de no llevarse bien con los milicos; ¡y este era un coronel con charreteras y todo! Pero era un milico raro, que en vez de sermonear a los laburantes, los escuchaba con atención; ¡y solucionaba los problemas!
El 17 de octubre, los compañeros vencieron los prejuicios ?si quedaba alguno- y sacaron al coronel de la prisión. Si hasta dicen que el propio Perón no terminaba de darse cuenta de lo que estaba pasando.
Pero pasó. Se daban cuenta, aunque no hubieran leído o se hubieran olvidado, de la profecía de José Hernández, que ¡por fin! llegaba el criollo a la Rosada.
Claro que faltaban cosas. Contra él ?contra ellos, los descamisados- se juntaron todos los partidos. Hasta los comunistas que les decían a los obreros que NO HABÏA QUE COBRAR EL AGUINALDO porque eso era demagogia fascista. Tal vez ellos no necesitaran el sueldo número 13, pero los trabajadores, los pobres, recibieron con alegría esa ayuda extra que facilitaría festejar las fiestas como se debía. Y hasta hacer un regalo a los hijos y a la patrona.
También estaban en contra los diarios "serios", la Unión Industrial ?que puso plata a cara descubierta- la Sociedad Rural, los gringos del ferrocarril, las academias, las universidades, que seguían viendo la Patria desde lejos.
Y sobre todo un extraño especímen de embajador norteamericano que dirigía a la Unión Democrática de las fuerzas opositoras. Spruille Braden se llamaba. Era dueño de minas en Chile, y representaba a los Rockefeller. Hablaba castellano perfectamente, aunque con gringo acento de Patrón.
Faltando días para las elecciones, Braden creyó dar el golpe final al coronel del Pueblo, y publicó un Libro Azul en que denunciaba la política demoníaca del gobierno argentino. Perón no gastó un gramo de tinta en defenderse. Volvió el ataque contra sus enemigos: "Si yo entregara el país, me dijo un señor -en otras palabras muy elegantes, naturalmente, pero que en el fondo decían lo mismo-, en una semana sería el hombre más popular en ciertos países extranjeros. Yo le contesté: a ese precio prefiero ser el más oscuro y desconocido de los argentinos, porque no quiero -y disculpen la expresión- llegar a ser popular en ninguna parte por haber sido un hijo de puta en mi país."
"--Si por un designio fatal del destino triunfaran las fuerzas regresivas de la oposición, organizadas, alentadas y dirigidas por Spruille Braden, será una realidad terrible para los trabajadores argentinos la situación de angustia, miseria y oprobio que el mencionado ex embajador pretendió imponer sin éxito al pueblo cubano.
--Sepan quienes voten el 24 por la fórmula del contubernio oligárquico-comunista, que con este acto entregan el voto al señor Braden. La disyuntiva en esta hora trascendente es ésta: ¡Braden o Perón!"
¡Había llegado el Criollo que pedía Martín Fierro! Y el pueblo supo votar, aunque fue la elección en que Perón ganó por menos diferencias.
Es que, como diría en versos fierrescos Juan Oscar Ponferrada: todos habían escuchado una palabra mágica que empezaba con P. El poeta salteño proclamaba:
¡Lo que es haber nacido criollos como el porongo!
¡Tener sangre de gauchos y a usté por capitán!
¡Que venga ahora Braden a sobornar a mongo:
Ya la Unión Democrática se va como el Caimán!
Enrique Manson
24 de febrero de 2016