Por Verónica Azpiroz Cleñan
MsC. Salud Intercultural
Comunidad Mapuche Epu Lafken
En Argentina, vivimos más de un millón de personas
pertenecientes a pueblos originarios, existen 14 lenguas vivas y más de 28
pueblos originarios (Censo del INDEC 2010) aunque sabemos que en este dato hubo
subregistro, es una base para mostrar cuántos somos. Ahora nos toca mostrar
quienes somos.
No desconocemos los errores que el gobierno kirchnerista ha
cometido en su política indígena respecto al reconocimiento territorial, la
falta de una ley de propiedad comunitaria indígena, la deuda ambiental con
nuestros territorios, la falta de reconocimiento a nuestra medicina ancestral,
la demora en la devolución de los restos humanos en manos de los museos y
universidades.
Sin embargo, la utilización progresiva de un discurso hegemónico
instalado por parte de la prensa hegemónica sobre el conflicto de una parte de
los hermanos qom de Formosa (la carpa en la 9 de julio) y la visita de Macri a
la carpa es un mal trago que no podemos digerir. Y que, ha sido llevado hasta
el extremo por una parte de la izquierda tonta que de tan progre termina siendo
reaccionaria.
Durante este año la carpa ha tenido la visita de todo el arco
opositor, tendiente a mostrar dos situaciones.
La primera:
que
el gobierno no tiene políticas de afirmación positiva para los pueblos
originarios; la segunda: sostener la imagen del "indio pobre, salvaje" que pide
la bolsa de comida, que no tiene dientes, que no tiene pensamiento político
propio y necesitan lenguaraces que interpreten lo que necesitamos, reforzando
así el racismo paternalista estructural de la sociedad mayoritaria argentina.
Sin embargo, no se han difundido ni promovido aquellas políticas
universales pero específicas nuestras, que han garantizado el ejercicio de
algunos derechos. Por ejemplo: la ley de
servicios de comunicación audiovisual que nos permitió tener radios y tv
propias, la ley de consulta libre, previa e informada, la incorporación de la
variable étnica en algunos programas nacionales de salud, la creación de
Institutos de Formación Superior Interculturales, la construcción de salas de
parto vertical para respetar el parto con identidad, la restitución de pequeñas
porciones del territorio, la modalidad de Educación Intercultural y Bilingüe en
la Ley General de Educación, las becas para estudios terciarios para
estudiantes indígenas, apoyo a la producción agrícola familiar con mejoramiento
en infraestructura para ganado y producciones orgánicas, la Encuesta
Complementaria Indígena.
Claro que queda pendiente el debate sobre cómo construir el Buen
Vivir para nuestra sociedad, en oposición al capitalismo. Queda pendiente
promover un modelo de transición de desarrollo hacia el Buen Vivir, quedan
pendientes universidades indígenas, el reconocimiento del territorio usurpado,
las patentes del uso de nuestra medicina, el reconocimiento del arte
comunitario, colectivo, nuestra música, la justicia ancestral, pero esa es la
agenda a acordar para los próximos cuatro años y de nosotros depende instalarla
en la sociedad y sobre todo en el Sciolismo.
Parece de risueño hasta ingenuo, leer el acta de compromiso de
Macri con Felix Diaz. Entregar el INAI en manos de los indígenas ¿garantizaría
el respeto de nuestros derechos? Para nada. Esa fórmula de segregación y
reduccionismo administrativo en el aparato del Estado, no hace más que
reafirmar que no nos merecemos lo mismo que el resto de los y las argentinos.
Si la interculturalidad es buena para nosotros, mucho más buena para toda la
sociedad dominante. Lo que reclamamos al Estado es el derecho a vivir según
nuestra cosmovisión, nuestras costumbres y participar de la sociedad mayor sin
negar lo que fuimos y lo que somos, con nuestros derechos específicos. No
queremos un Estado ausente.
Queremos un Estado presente que sea Plurinacional,
que reconozca que existen otras naciones al
interior de su territorio y otras lenguas, y que eso no significa ser
separatista, sino aceptar que en la diversidad somos mejores y somos más.
El Estado homogéneo con un solo territorio y
una sola lengua, fue una etapa nefasta para nuestros pueblos, y su mejor
expresión fue el Roquismo, al cual, Macri públicamente ha dicho que
admira.
La filosofía de base PRO es dejar hacer al mercado
, y si eso nos espera, tenemos garantizado el
salvajismo de los despojos territoriales en manos de las multinacionales o de
sus empresarios amigos
.
Nada es más cierto que el PRO, cree en la acumulación como valor. Y nada es más
cierto que, nosotros creemos en la reciprocidad.
¿En qué momento de la agitación urbana la carpa QOMPIWI creyó
que iba a estar invitada a la fiesta del mercado PRO? El Kirchnerismo ha tenido
muchos desaciertos con nuestros pueblos, y podemos acusarlo o no de ser bruto,
porque no ha entendido nuestra mirada, como tampoco la ha entendido la sociedad
argentina, pero lo que sabemos cierto,
es que
el FPV es un movimiento de masas y que ahí nosotros
tenemos lugar para dar la batalla cultural interna hacia el Buen Vivir.
Algunos de nosotros miramos la experiencia Boliviana, con
esperanza. Desde el aparato estatal se pueden transformar muchas cosas. En los
años `90 se conformó el movimiento 501, para no ir a votar, y nosotros
participamos de ese movimiento porque no creíamos en el sistema electoral y en
la democracia como un instrumento. Nos pasó el 2001 y la sociedad argentina nos
miró y se miró hacia adentro y le sucedió el kirchnerismo. Como todo ciclo,
nace, brilla y se transforma.
Este es el tiempo del debate y de la participación en construir
nueva agenda política propia, de un nuevo ciclo, de animarnos a pensar en
colectivo junto a los "otros", de alegrarnos de las diferencias, pero
nunca de la hipocresía.