Una extensa Patria grávida de futuro
Deberán estar cerca del pueblo, que
aporta (...) para la definición de la cultura nacional su misteriosa
creatividad que lo convierte "además" en testigo insobornable. Testigo al que
hay que escuchar con humildad, antes que intentar imponerle contenidos que él
no reconoce como constitutivos de su ser, ni enraizados en la estructura íntima
de su extensa Patria grávida de futuro.
Juan Domingo Perón,
Modelo argentino para el Proyecto Nacional
Cultura argentina, popular y
suramericana para el siglo 21.
La cultura es la producción social histórica de un pueblo. Como tal, es
una "sustancia viva", en constante movimiento y eterna recreación. Es un gran
quantum integrador, por igual, de lo pequeño y de lo enorme; incluye cálculos e
imaginerías, espiritualidad, costumbres y elaboraciones sólidas, a las bellas
artes, las tradiciones y, también, las formas de organización y las estrategias
de supervivencia. La cultura, como tal, no se trasmite ni se comunica, no se
propicia ni se inculca; no se puede acceder discrecionalmente a la cultura: se
la habita; o no. Conforma el carácter, la idiosincrasia, el buen o el mal
humor, el modo de ser, estar y actuar de una comunidad. Hay una cultura de la
vida y hay una cultura de la muerte. Hay una cultura de la resolución pacífica
de los conflictos y hay una cultura de la lógica amigo-enemigo. Hay una cultura
ornamental, espectacular, inocua; distrae pero no perfecciona ni enseña: es
funcional a los multimedia y los monopolios de la información al servicio del
imperio. Hay una cultura identitaria, afianzada en el pasado, y hay una cultura
siempre en construcción en las artes contemporáneas, en el espíritu malvinero,
en la cancha, el piquete, las consignas políticas, los cánticos de las
muchedumbres, el arte mural urbano, el diseño gráfico, el circo, la murga, la
gastronomía, los centros culturales en el territorio, los sindicatos, las
cooperativas, las unidades básicas, los comités, las organizaciones libres del
pueblo, etc., y con "aportes.doc" las variadas formas, gestos y creaciones
simbólicas que residen en los hechos y universos de cada argentino, y de todos
juntos en la vida cotidiana. Desde luego, nos encontramos con innumerables
formas de expresiones culturales. Habitualmente son consideradas las bellas
artes, el teatro, la literatura, las producciones audiovisuales, la música, la
danza, la plástica. Y más recientemente se realza según su origen étnico. Pero
también hay culturas de los jóvenes o de los ancianos, masculinas o femeninas,
del trabajo, de la alimentación, de las prácticas médicas, de las cárceles, del
deporte, etc. La creación de cultura es renovada, es constante, siempre con la
posibilidad del diálogo y la confrontación: todo lo que nace del pueblo, todo
lo que llega al pueblo, todo lo que escucha el pueblo. Un pueblo, entendido
como naturaleza histórica, celebrante del compromiso en el presente y portador
de un horizonte utópico; como espíritu de la tierra en movimiento, como
multitud organizada y consciente.
Homero Manzi: "no ser hombre de letras sino hacer letras para los hombres"
El pueblo al que canta Homero Manzi: "Nuestra pobre América conquistada,
a la que parecía no corresponderle otro destino que el de la imitación
irredenta. No podíamos intentar nada nuestro. Todo estaba bien hecho. Todo
estaba insuperablemente terminado. ¿Para qué nuestra música? ¿Para qué nuestros
Dioses? ¿Para qué nuestras telas? ¿Para qué nuestra ciencia? ¿Para qué nuestro
vino? Todo lo que cruzaba el mar era mejor, y cuando no teníamos salvación apareció
lo popular para salvarnos. Instinto de pueblo. Creación de pueblo. Tenacidad de
pueblo. Lo popular no comparó lo malo con lo bueno. Hacía lo malo, y mientras
lo hacía, creaba el gusto necesario para no rechazar la propia factura y,
ciegamente, inconscientemente, estoicamente, prestó su aceptación a lo que
surgía de sí mismo, y su repudio heroico a lo que venía desde lejos.
Mientras tanto lo antipopular, es decir, lo culto, es decir, lo perfecto,
rechazando todo lo propio y aceptando todo lo ajeno, trababa esa esperanza de
ser que es el destino triunfador de América." El pueblo no es un sujeto
abstracto: se manifiesta sobre todo en las horas de definición política, la fe,
el combate o la celebración de conquistas sociales y es el gestor de las revoluciones.
Emerge nítidamente en la cultura, en actividades y actitudes que deben ser el
objeto de la atención gubernamental y del apoyo estatal.
Hacia una ley nacional de políticas
culturales
Nuestro país
carece de una ley general sobre la cultura y las políticas culturales. La
propia evolución de los procesos en los que estamos inmersos requiere de una
norma general que oriente y organice la acción estatal en sus tres niveles
(nacional, provincial y municipal) para apoyar la libre creación y el
desarrollo de las culturas en la Argentina. Una norma general sobre las
políticas culturales en el país debe fundarse sobre el concepto político más
amplio, tal como fuera presentado por el Presidente Juan Perón en su alocución
a la Asamblea Legislativa del 1° de mayo de 1974 y en el "Modelo argentino para
el Proyecto Nacional": "para la fase continentalista en la que vivimos y
universalista hacia la cual vamos, abierta nuestra cultura a la comunicación con
todas las culturas del mundo, tenemos que recordar siempre que Argentina es el
hogar". Argentina es para nosotros ese ámbito de dónde venimos, donde nos
reconocemos legítimamente como propios en el mundo contemporáneo y donde
podemos proyectar y realizar con plenitud nuestra vida. Esa Argentina que
supera el paisajismo y la potencialidad de los recursos naturales es la
Argentina habitada por un pueblo en su cultura, con una identidad de múltiples
manifestaciones, con memoria y con futuro. La cultura concebida desde el
nosotros, desde lo compartido como el hogar, es también un espacio abierto a la
pluralidad de los que han concurrido y concurren a compartir el mismo ámbito.
"Lo nacional es lo universal visto desde nosotros", sentenció Jauretche
pensando desde la Patria Grande. No podemos olvidar que el recurso político de
la cultura no tiene un signo único y es utilizado con diferentes orientaciones.
Para nosotros Cultura, Pueblo y Nación son términos que se corresponden. La
visión de la Nación de los vencedores de Pavón implicó el avasallamiento
consecuente de la cultura propia y la importación de expresiones ajenas. Junto
con esta definición ocurrió un fenómeno demográfico migratorio, con sus
implicancias culturales, que debe ser justamente valorado. Aún no se podido
conformar un diálogo completo y genuino entre las cultura indígenas
originarias, y las venidas de otras latitudes. Incluso, corremos el riesgo
histórico de olvidar una expresión propia de nuestro pueblo: lo criollo, fruto
del mestizaje y la interculturalidad. La Nación, en términos culturales,
requiere de todas las expresiones propias, en diálogo con las matrices
latinoamericanas, en un concierto universal. Hacia adentro, superada la etapa
de homogenización impuesta desde mediados del siglo XIX, ahora debe superar la
máxima aspiración de los centros de poder que es la política de valoración
extrema del particularismo fragmentario y de destrucción de la unidad nacional.
Así, la dimensión cultural es un sustento insustituible en la construcción de una
ciudadanía renovada, que expresa el ejercicio pleno de los derechos humanos y
sociales. La agenda y el mapa de la diversidad cultural es un tema geopolítico
que es presentado a la opinión pública como un "derecho de minorías".
Arturo Jauretche: Luchar con alegría. Nada se consigue con la tristeza
Arturo
Jauretche nos enseñó: "La incomprensión de lo nuestro preexistente como
hecho cultural o mejor dicho, el entenderlo como hecho anticultural, llevó al
inevitable dilema: Todo hecho propio, por serlo, era bárbaro, y todo hecho
ajeno, importado, por serlo, era civilizado. Civilizar, pues, consistió en
desnacionalizar".
Curiosamente,
desde el inicio de la década de los noventa el Banco Mundial se empeña en
imponer una visión que niega al nuevo sujeto surgido de la mezcla de indios,
criollos y europeos en la historia argentina y americana. Se impone una visión
en que la pertenencia legítima surge de las comunidades originarias o de las
clases medias globalizadas sin identidad, dos expresiones de la fragmentación y
la masificación. Lo demás "no sirve", carece de legitimidad, y de espacio en
los medios. El nuevo paquete de conceptos importados propone la desaparición
del Pueblo (por la gente), de la Nación (por la sociedad), de la Cultura
nacional (por las culturas), y de la Patria (por el cosmopolitismo posmoderno).
En esta etapa de la historia, bajo el imperio de la relatividad, el consumismo
y el individualismo se rompe la solidaridad y la identificación en
configuraciones mayores que nos unen. La diversidad cultural argentina es la
propia de nuestra nación en su devenir. Conjuga en sí la unidad que nos da una
identidad que nos distingue y la variedad de expresiones culturales, con sus
diferentes orígenes y trayectorias, que la enraiza en el territorio y en la
historia local, regional, nacional, e incluso superando las fronteras del país.
Principios y premisas para el debate
El
itinerario es inexorable, y tenemos que prepararnos para recorrerlo. Y, aunque
ello parezca contradictorio, tal evento nos exige desarrollar desde ya un
profundo nacionalismo cultural como única manera de fortificar el ser nacional,
para preservarlo con individualidad propia en las etapas que se avecinan. Juan
Domingo Perón, Modelo argentino para el Proyecto Nacional Para una propuesta de
política pública cultural partimos de los siguientes principios doctrinarios
que sustentan y orientan el debate: La
unidad nacional Es la base política y social de la Comunidad Organizada. No es
una situación obligada ni estática. Por el contrario, es la manifestación de un
con aportes.doc compromiso activo que acepta con realismo las dificultades y
proyecta un futuro común. Una sola clase
de hombres: los que trabajan Las diferencias sociales existen. Sin embargo, "el
trabajo hace la suprema dignidad del hombre", instancia en la que logra superar
otras diferenciaciones sociales, sin negarlas. Esta perspectiva de base ética y
de mutuo reconocimiento permite una intervención justa y madura en las
tensiones sociales. De la integración
regional al universalismo La integración regional es una condición
imprescindible para la constitución de una sociedad argentina justa, libre y
soberana. Y es un paso ineludible en la construcción de un orden social y
político mundial respetuoso de los pueblos.
La paz Vivir en paz en un anhelo universal de los pueblos. Expresa lo
mejor del género humano. El reconocimiento internacional creciente a la
diversidad cultural, si es realizado con pluralismo y respeto, en un espíritu
de encuentro, es un buen camino para lograr este objetivo. La Argentina aporta
su experiencia de convivencia e integración respetuosa. Proponemos un conjunto
de premisas para el debate de elaboración de una Ley Nacional de Políticas
Públicas para Diversidad Cultural. " El sujeto básico, central y fundamental de
nuestra cultura es el pueblo argentino. " Hay una única e indivisible cultura
argentina, plural, amplia y diversa. Se nutre de infinitas contribuciones y con
múltiples posibilidades de innovación que conforman una totalidad multifacética
y heterogénea. Como producto histórico, transciende a cada generación, tanto
por sus antecedentes como por su proyección.
Patria, Pueblo y Nación
son términos que se entrecruzan y se
integran. Ninguna formulación debe ser excluyente, sino por el contrario, está
abierta a todas las vertientes, pero con la claridad que la cultura argentina
es una amplia estructura con sentido. La cultura argentina tiene la amplitud de
aceptar todas las expresiones genuinas de su identidad en su pluralidad. " La
cultura común es un elemento primordial y fundante de la unidad nacional y de
sus expresiones identitarias y, por ello, reclama prioritaria atención de los poderes
públicos. En la Patria Grande reconocemos una cultura que nos abarca y da
sentido propio a los esfuerzos populares, políticos e institucionales. " La
diversidad es inherente a la cultura argentina. Nuestra cultura es el producto
de relaciones complejas que conforman estructuras con expresiones heterogéneas.
Sin estas diferencias y sin el debido reconocimiento de la historia de las
relaciones (muchas veces gravemente conflictiva, pero también ampliamente
creativa e innovadora) nuestra Patria no nos sería reconocible. " Las
identidades relacionales resultantes no son estáticas, sino por el contrario
cambiantes, y centradas en distintos aspectos de la existencia. No permanecen
cerradas, ocluidas, sino en diálogo, cooperación, intercambio y confrontación con
otras identidades, no sólo propias sino en el mundo globalizado. " La cultura
es esencial en el combate siempre inconcluso por la emancipación y liberación
de las naciones y los pueblos. Es en los significados que se presenta la
principal esfera de definiciones políticas. Allí se da sentido al resto de la
acción. Las políticas culturales deben fortalecer no solo los aspectos
tradicionales y locales, sino también la capacidad de innovación y de la
pertinente incorporación de elementos externos: y esta acción solo se soporta
en lo universal visto desde nosotros. Actitud que sustenta lo que es una tarea
compartida por el resto de los países sudamericanos en el proyecto de
consolidación de la Patria Grande. " La Nación Argentina adoptó la forma
federal. Las políticas culturales son competencia de los Gobiernos Provinciales
así como del Gobierno Nacional. En la práctica, muchos de los ambientes
culturales se relacionan por lógica con instancias gubernamentales provinciales
o municipales; así como otros con instancias nacionales. Ante los desafíos
actuales, es necesario fortalecer con aportes.doc estructuras gubernamentales
de gestión cultural no solo en el nivel nacional, sino también (y quizás, sobre
todo) en el provincial, así como en el municipal y en los colectivos
territoriales. Esta ley debe alentar criterios de trabajo comunes que
garanticen el ejercicio y goce de los derechos culturales establecidos por la
Constitución, por la legislación, así como por las políticas públicas definidas
en las instancias competentes. " Las políticas culturales están imbricadas con
el resto de las políticas públicas. Primariamente, pero no solo, con las de
educación, comunicación, deporte y trabajo. " La diversidad cultural argentina
es fruto de las interacciones de las poblaciones indígenas con las provenientes
de otras latitudes. Nuestro pasado común se sustenta (en una generalización
esquemática) en por los menos tres grandes matrices culturales; la andina, la
guaraní-chaqueña y la pampeanapatagónica. La cultura española era una expresión
de la matriz latina. Luego vendrían otras expresiones, provenientes de matrices
afro, otras matrices europeas, del Cercano Oriente, etc. Desde hace cinco
siglos se gesta así una cultura propia, mestiza y criolla que, a su vez,
también tiene infinidad de expresiones regionales. Así, hoy podemos reconocer
en todo el país la heterogeneidad de manifestaciones de acentos, tradiciones,
sin embargo también de unidad de valores. Ambas se expresan en identidades
particulares y en el reconocimiento en la misma identidad nacional. Nuestra
configuración de la diversidad cultural tiene correspondencias y
entrecruzamientos parciales con las configuraciones de los otros países de la
Patria Grande. " El ejercicio pleno de la igualdad tiene un claro componente
cultural, de reconocimiento de derechos humanos en este campo, algunos de ellos
consagrados en la Constitución Nacional. La definición explícita del conjunto
de derechos culturales debe estar reconocida por la legislación y acompañada de
políticas culturales de descentralización y desconcentración que acaben con la
sobrevaloración mitrista del puerto y la importación cultural (con su
componente de subsidio de todo el país al consumo cultural de las clases medias
y altas porteñas). La igualdad debe manifestarse no solo en acciones
equitativas que reconozcan las formas genuinas actuantes, sino también en
planes de reparación histórica por la secular desatención del Estado Nacional
al interior.
El derecho a la cultura
(entendido como el de gozar de las
posibilidades de participar activa y en libertad plena en todo el ciclo de
creación, expresión y disfrute de acciones y bienes culturales) debe ser
internalizado por el pueblo argentino, como ya lo es el derecho a la educación
y a la salud. Solo así podrá organizarse activamente y exigir a los poderes
públicos el cumplimiento de las acciones necesarias para su efectivización. " A
partir del reconocimiento de nuestra diversidad, de los derechos culturales y
de la experiencia histórica social de nuestro país, la dimensión cultural debe
aportar a un perfeccionamiento y ejercicio pleno de la ciudadanía. " Por la
experiencia histórica argentina, el trabajo en sí y el mundo del trabajo en
general debe ser entendido como núcleo fundante de la vida cultural argentina;
sus formas de organización y el hacer cotidiano de nuestro pueblo vertebra la
vida cultural de nuestro país. " La acción cultural descentralizada, de base
popular, precisa del compromiso y movilización de todos los recursos existentes
y disponibles en la Nación. Clubes de barrio, sindicatos, asociaciones de
diverso tipo (religioso, deportivo, empresarial, gremial, centro de jubilados,
etc.) poseen infraestructuras y capacidades organizativas que apenas han sido
utilizadas en la aplicación de proyectos culturales. Constituyen un entramado
latente, producto histórico argentino, a la espera de ser convocado y apoyado
para la dinamización de la cultura en el desarrollo de la Comunidad Organizada.
Cultura, Deporte y Sindicalismo pueden conformar una plataforma de un nuevo
bienestar del pueblo argentino. " La gestión de las políticas públicas
culturales deben apoyar y promover al desarrollo cultural del pueblo argentino,
en sus variantes y diferentes niveles " desde las potencialidades personales
hasta el conjunto de la población- y de ninguna manera privilegiar a las
burocracias y corporaciones. " Si bien todo arte es cultura, no toda la cultura
es arte. La Ley debe garantizar la libertad creadora y la igualdad de acceso al
arte en sus diversas expresiones. Su atención debe ser tarea indelegable del
Estado, en cuanto promover a los creadores, artistas y trabajadores en su labor
en el ámbito privado, comunitario así como los que se desempeñan en organismos
públicos. La promoción de la creación artística como expresión libre debe
abarcar tanto a artistas consagrados, como a no consagrados. " En el mundo
contemporáneo la cultura se manifiesta no solo en expresiones de raíz
tradicional o en realizaciones artísticas bajo el influjo de la academia,
también se presenta en forma preponderante a través de las realizaciones de las
industrias culturales, que son mayoritariamente "industrias de la
comunicación". Las políticas culturales deberán promover no solo la producción,
sino también la constitución de mercados con reglas claras que aseguren el
ejercicio de los derechos culturales y la competencia sin concentraciones. En
los procesos de integración regional, se debe afrontar el desafío de promover
mercados de productos de las industrias culturales que promuevan el
conocimiento mutuo como base de una identidad regional fortalecida. " La
Cultura es diferente que el entretenimiento. Urge establecer una clara
diferenciación entre creaciones de la más diversa índole, del diseño de
acciones en lenguajes artísticos con excluyentes fines de lucro. Esta
diferenciación podrá establecer políticas y económicas claras para las
distintas expresiones. " Como toda política pública, y aún más por la temática,
la cultura requiere de una perspectiva firme y realista de integración regional
sudamericana y latinoamericana que impregne el desarrollo del conjunto de las
políticas públicas, incluyendo la cultural. " Las políticas públicas culturales
precisan de institucionalización con instancias participativas de
organizaciones de la comunidad argentina y de los poderes públicos
provinciales. Es imposible abarcar la infinita diversidad cultural argentina
sin tomar en cuenta las voces que surgen de las realidades locales y
provinciales. La ley debe crear el o los órganos de debate, concertación y
consulta necesarios para garantizar la aplicación eficaz de las políticas. Es
imprescindible la creación por ley del Consejo Federal de Cultura, como
instancia de coordinación programática de las estructuras provinciales y la
nacional, con alguna participación de representantes de sectores con
responsabilidades en el desarrollo cultural, como trabajadores y empresarios.
Como hipótesis de trabajo se plantea la creación del Consejo de Políticas
Públicas Culturales, con representación tripartita, del sector público nacional
y 11 provincial, el privado y el social, en todos los casos relacionados con la
finalidad cultural, con asistencia de entidades académicas y organismos
estatales. Este Consejo deberá respetar en las representaciones sectoriales la
proporcionalidad regional, de modo que resguarde su carácter federal, y
evitando reproducir el centralismo y el corporativismo. El Consejo tendrá
funciones de debate, asesoramiento y acompañamiento de los órganos
gubernamentales, con reuniones anuales o bianuales. Promoverá las sinergias
entre el sector público con el privado y el social. " Establecer las
estrategias de financiamiento, en sus diferentes modalidades de acuerdo a las
necesidades y objetivos planteados. La problemática de la cultura se expresa en
las más variadas escalas, tanto en términos de recursos involucrados, como en
la extensión del territorio, con involucramiento de actores muy distintos,
activos en los tres sectores. Para dar respuesta a situaciones tan variadas se
deben prever multiplicidad de posibilidades, acordes con los criterios
políticos expresados. " Por último, definidos los lineamientos políticos
generales, será necesario construir una agenda de desarrollo cultural que
atienda a las distintas formas y lenguajes expresivos, a los colectivos etarios
y de género, a las expresiones de las identidades étnicas originarias y
tradiciones no originarias, a los procesos de regionalización argentina (nivel
subnacional) y sudamericano, a la conservación, desarrollo y acceso al
patrimonio, a la universalización de la cultura argentina en su diversidad, a
las industrias culturales, a la promoción de la creatividad, a la relación ente
cultura e innovación tecnológica, al apoyo a las acciones de inclusión y
desarrollo social, a la inserción de la cultura en las prácticas cotidianas,
etc. Ante el avance inexorable de un proceso de confirmación de la voluntad
popular, somos conscientes que la cultura es un campo de debate, confrontación
deconstrucción y construcción desde cada lugar en el territorio hasta en el espacio
global. La trascendencia geopolítica de la dimensión cultural en el mundo es
hoy inequívocamente evidente. Los hechos de relevancia mundial que nos
anoticiamos día a día, con los usos espurios y elitistas de los procesos de
producción cultural y de alteridad creciente provocada, nos deben llamar la
atención sobre la gravedad de la situación contemporánea.
El
Presidente Juan Domingo Perón nos alertó e impulsó: "deberán estar cerca del pueblo, que aporta (...) para la definición de
la cultura nacional su misteriosa creatividad que lo convierte "además" en
testigo insobornable. Testigo al que hay que escuchar con humildad, antes que
intentar imponerle contenidos que él no reconoce como constitutivos de su ser,
ni enraizados en la estructura íntima de su extensa Patria grávida de futuro."
Juan Domingo Perón, Modelo argentino para el Proyecto
Nacional
http://www.lilianamazure.com.ar/colectivo-cultural-nuestra-america/
Rodolfo Kusch, Juan J. Hernández Arregui y Norberto Galasso