Algunos
recopiladores de las costumbres ancestrales dicen que agosto era "un mes aciago"
para los pueblos originarios, creencia totalmente falsa ya que para ellos el
calendario Gregoriano no existía, por lo tanto, nada que ver con las creencias
de los occidentales que esa era una temporada con connotaciones trágicas.
Esta
confusión fue traída de la mano por los conquistadores junto a la religión
Católica, la cual ha producido un profundo daño a nuestros pueblos autóctonos.
Hay quienes
aún, siendo familias originarias, mezclan oraciones católicas y se persignan con
la señal de la cruz en el momento de corpachar la Tierra.
Corpachar
significa depositar amorosamente en un pocito, abierto para tal fin, y siempre
eligiendo un lugar lejos de las pisadas humanas, el acullico, que no es otra
cosa que un bolo de hojas de coca, que los habitantes de la puna y las
quebradas llevan constantemente en su boca, sin masticarlo como si fuera un
caramelo grande, al acullico le suman, aloja, agua, vino, tabaco y porciones de
comida elaboradas naturalmente.
Corpachar,
es darle de comer y beber a la Madre
Tierra.
Se celebra a
la Pacha durante todo agosto por ser el tiempo previo a roturar la tierra, para
luego poder sembrarla.
Nuestros
pueblos ancestrales sentían el cambio de clima y eso les anunciaba el tiempo
previo a la siembra, durante ese fragmento de tiempo realizaban la ceremonia de
la Corpachada.
Cuando
llegaron los conquistadores e impusieron su cultura, esa que venía allende los
mares, ese cambio de clima que precedía a la roturación y siembra de la tierra,
pasó a ser el mes de agosto.
Por eso, los
"estudiosos occidentales" califican a estas ceremonias como un culto "agrario".
El pocito en
la tierra solo se lleva a cabo durante ese mes que coincide con el mes de
agosto.
No se "hurga
a la tierra" en los otros meses.
En la única
ocasión que se "hurga la tierra" fuera de ese tiempo es cuando se celebra el Pujllay,
protector de la farra, y que para los conquistadores es Momo, el "Dios" del
carnaval.
Pero esa, es
otra historia.