Dirigido a seis manos por los integrantes del Grupo de Cine Insurgente Omar Neri, Mónica Simoncini y Fernando Krichmar, el film aborda el robo al ya extinto Banco Nacional de Desarrollo (Banade) ejecutado comienzos de 1972 por un grupo de militantes del PRT-ERP, concretando el que durante años fue el golpe más exitoso en la historia nacional al alzarse con el equivalente a diez millones de dólares. La logística y preparación del hecho contó con el apoyo interno de dos empleados (Oscar Serrano y Angel Abus) pertenecientes a la organización, quienes aquí ocupan el espacio central del relato. Relato que se divide en tres: la narración de los hechos históricos, el casting y la preparación de actores para la recreación ficcional y la recreación en sí. "La idea de la mezcla surgió al principio. Desde el primer guión teníamos en claro que queríamos jugar con ese cruce. Nos parece que cada historia tiene una manera de narrarse, así que se fue dando muy naturalmente", aseguró Neri ante la prensa.

Seré millones   acierta aproximándose a un tema siempre complejo como la militancia en los `70 desde un tono fresco y ameno sin que eso implique simplificación. La hibridación entre ficción, documental y metaficción, dispositivo similar al de  Caíto , por ejemplo, opera aquí como disparador de reflexiones de los protagonistas. Protagonistas que, tal como en  Cracks de nácar , superan los setenta y parecen llevarse de mil maravillas y conocerse al dedillo, como si los avatares de la distancia generados durante las particularidades del exilio no fueran suficientes para limar los vínculos de un pasado en común. "La clave para que participaran y tomaran la película como propia fue el punto de vista que decidimos adoptar. Lejos de apuntarlos con el dedo, nuestra idea era tratar de entender con profundidad qué pasó allí", justificó Krichmar.  

El frente del desaparecido Banco Nacional de Desarrollo