Ella baila sola.
Dora Manchado es una de las últimas mujeres parlantes de la lengua que hablaban los tehuelches o sonekas.
Hija de padre tehuelche, don José Manchado y de madre mapuche Teka (Josefa) vive en la actualidad en un barrio periférico de Río Gallegos.
Nació en la reserva indígena de Kamusú Aike y su vida transcurrió entre dos mundos: una infancia cargada de legados culturales, pero al mismo tiempo de despojo. Fue testigo de la aculturización y la desarticulación de su mundo ancestral.
Su hermana mayor María, siendo niña acompañó a sus padres en las guanaqueadas y acampó en kai (toldos). María había visto como los mayores danzaban y sabía por transmisión oral
los antiguos cantos. "Yo no canto, pero se la lengua". Dice Dora.
Recuerda que cuando era chica hacia "muñecos con trapos viejos" y que la reserva estaba llena de familias tehuelches.
"Ahora, dicen que están haciendo casas y que van a poner gas, pero si ya no viven allí tehuelches. Nosotros nos calentábamos con mata negra del campo".
Cuenta que vivió en "El cañadón" (reserva de Kamusú Aike) hasta la muerte de sus padres. Siendo aún muy joven se fue a trabajar "para hacer la limpieza en los hoteles y boliches de campo".
El primer jornal fue por su labor en el paraje de Charles Fuhr, almacén, hospedaje y balseo sobre la margen sur del Río Santa Cruz, en los tiempos que lo administraba la familia Samuel.
Después trabajó en un hotel de Lago Argentino (Calafate) "Pero no recuerdo el nombre". Luego en el boliche La Esperanza, donde estaba un pariente paisano, Edelmiro Casas y su mujer Lenika Husuvic.
Dora recorre con la mirada un libro de antiguas fotografías de tehuelches y las imágenes despiertan su memoria. Evoca la presencia de vendedores ambulantes en la reserva, estaba el turco Salomón y el Ruso que traía caramelos de regalos para los chicos.
"Llegaban los mercachifles en sus carretas y vendían ropa, tabaco y bebidas a los paisanos. Pero los criollos que más daño hacían a nuestra gente eran los que les medían la cabeza y le sacaban mascaras de las caras y los pies".
Se detiene en una fotografía donde su madre es sometida a mediciones antropométricas. Se trata de la experiencia "científica" realizada en 1949 por la expedición antropológica de José Imbelloni, director del Museo Etnográfico de Buenos Aires realizada al territorio nacional de Santa Cruz. Oportunidad donde se realizaron 45 fichas antropométricas y mascarás de pueblos originarios de la Patagonia.
"Ese día vi llorar a mi mama, le sacaron una máscara, había gente de gendarmería".
Reconoce entre otras imágenes, en una fotografía de 1896 a las hermanas Wtetinkone (Antonia Ness) y Chamkusuwun (María Catalina Ness, hijas de Mauricia Manchado , mujer tehuelche de nombre Opsén y del comerciante escocés William Ness.
"que eran primas hermanas de mi papa".
Dice que le sigue gustando "la picana de avestruz" y el "asado de yegua" y que no usa la vincha de día por la posible burla de la gente, pero que si se la pone a la noche cuando se va a dormir.
En sus sueños atesora, relatos históricos, mitos, leyendas, costumbres, plantas medicinales, recetas de cocinas, conocimientos que debemos rescatar y valorar como parte de la cultura y la identidad patagónica.
Osvaldo Mondelo
Periodista e investigador histórico fotográfico .