Miguel de los Santos Cajaraville nació en Buenos Aires el 5 de julio de 1794 de padre español y madre porteña (ambos hacendados en el Pago de La Magdalena, actual Provincia de Buenos Aires).

Fue "activista" de la Revolución de Mayo (un "chispero" de los que comandaban French y Berutti) y a los 18 años se incorporó a las fuerzas que reclutaba José de San Martín en la "Pampita del Retiro" (actual Plaza San Martín).

Como granadero a caballo intervino en Talcahuano y vivió las aciagas horas de Cancha Rayada, donde al ordenar San Martín la retirada, Cajaraville, que al frente de un grupo de soldados dispersos que logró reunir ocupó la retaguardia cubriendo las espaldas de los que a tientas buscaban salvar vidas, armas y pertrechos, retrocedía en estrecho y sangriento contacto con la vanguardia española, cargándola y rechazando cargas, hasta que "en San Fernando los revolvió con una sableada magistral que advirtió a Osorio (general español) de la realidad de lo que le esperaba en Santiago" al decir de los profesores Inchausti y Martínez, logrando el joven oficial salvar el honor de los patriotas en retirada.

Por eso antes de Maipú, sabiendo el Gran Capitán que se jugaba una carta brava, da la famosa proclama que viene al caso recordar:

"Conciudadanos: el orgulloso vándalo ha creído que siempre lo han de ayudar las sombras de la noche, y en este juicio avanza osadamente insultando vuestra bravura. Él viene a precipitarse en su sepulcro, y ya han sabido abrírselo en las cercanías de San Fernando los valientes granaderos al mando del guapo capitán del cuerpo Cajaravilla. Os presento el parte recibido en este día por vuestra satisfacción"

Estas palabras de don José fueron publicadas en "Gaceta de Buenos Aires" el 8-4-1818 por Galván Moreno en "Bandos y Proclamas del Gral. San Martín.

Notable y para resaltar: San Martín, que contaba con una oficialidad destacada, temeraria y abnegada, no de casualidad debe haber puesto el ímpetu de una proclama en dimensionar a nuestro héroe.

Hasta aquí he transcripto casi textualmente lo que Carlos Raúl Risso expresa en este libro de pequeño formato pero enorme contenido que editó la Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas.

Es un llamado de atención a la desmemoria e ingratitud hacia nuestros héroes históricos que nos afecta a muchos argentinos. ¡Cuántas veces habremos transitado la calle Cajaraville, Cajaravilla o Caxaraville sin tener la menor idea del porqué de ese nombre!

Alguien seguramente explicará que no nos enseñan bien Historia Argentina en nuestras escuelas. De acuerdo, pero un poco de curiosidad por nuestro pasado de nuestra parte para remediar la información no recibida no vendría mal, aunque sea de vez en cuando.

El libro al que me estoy refiriendo es apasionante. A modo de provocarle más interés en leerlo le transcribo un fragmento del prólogo de Guillermo Pilía:

Si poco se sabe de la vida del teniente coronel Cajaraville después de estas campañas es porque, como nos cuenta Carlos Risso, llevaba grabado a fuego el principio sanmartiniano de no desenvainar su espada en las guerras intestinas. Antes prefirió el exilio en la Banda Oriental, quizás el único rincón del mundo en donde un bonaerense nunca va a sentirse extranjero. Para ese entonces "Decano" ya había muerto. Dicen que estaba ciego, pero que reconocía a su amo por el olor. Extraña fidelidad la de ciertos animales por el hombre, ensalzada ya en la antigüedad por Homero, a propósito de Ulises y su perro "Argos". Extraña fidelidad que contrasta con nuestra proverbial desmemoria, con la facilidad que tenemos para olvidar el heroísmo, el patriotismo, la abnegación de hombres que, como Cajaraville, necesitan de Carlos Risso y de otros escritores generosos como él para ser recordados.

                                                                  Ricardo Luis Acebal.

FICHA

Este libro apareció en la Ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, en octubre de 2012, impreso en Imprenta SERVICOP, calle 50 número 742 para "Ediciones Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas", estando la edición -que consta de 100 ejemplares numerados y firmados en forma autógrafa por el autor- y la dirección y cuidado a cargo de Lauros C.R. Solaris.

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